El club azul tuvo más la pelota, creó poco y le faltó contundencia. El rojo aguantó y casi no atacó.
Aunque había mucha expectativa por el primer partido de la final entre Medellín y Millonarios, el juego salió como mucha gente lo esperaba: con un equipo que, al no tener muchas alternativas de ataque, apostó a luchar y contragolpear, y otro que quiso manejar la pelota, pero le volvió a faltar definición.
Por eso, el juego terminó 0-0 y todo se va a definir el domingo, en Bogotá, frente a un estadio lleno de hinchas azules.
Como le pasó en la semifinal de la Copa Suramericana, frente a Tigre, y en el último partido de la semifinal, contra Junior en Bogotá, Millonarios pecó por falta de contundencia. Pero esta vez las opciones de gol fueron escasas: una en el primer tiempo, cuando Wason Rentería no supo pegarle a una pelota y la tiró afuera, y otra en la última jugada del partido, cuando Jorge Perlaza, que acababa de entrar por Máyer Candelo, hizo un tiro suave que Daniel Bocanegra sacó como pudo.
Medellín perdió desde hace dos partidos a su goleador, Germán Ezequiel Cano, y por eso el técnico Hernán Darío Gómez tuvo que buscar alternativas marcadas por la cautela para tratar, primero, de que en su arco no pasara nada, y después, si se podía, tratar de hacer daño en el otro.
Solamente tuvo dos oportunidades de anotar, una comenzando el partido, que remató mal Felipe Pardo, y otra, cerca del final de la primera etapa, en un remate cruzado y a ras de piso de William Zapata que el arquero Luis Delgado sacó con algo de dificultad.
El segundo tiempo resultó aburridísimo, porque las dos tendencias se acentuaron. La diferencia fue que a Millonarios le costó mucho más trabajo sostener la pelota en su poder, porque Medellín ajustó su esquema de marca para quitar espacios, y que los locales nunca supieron qué hacer cuando tuvieron el balón en su poder y no hicieron más de tres pases seguidos.
Para completar, ‘Bolillo’ decidió renunciar del todo a buscar la victoria al sacar a William Zapata, un delantero, y meter a otro volante de marca, Julián Guillermo. La mala noticia para el técnico del DIM fue la ingenua expulsión de Jhon Viáfara, a los 41 minutos, por tirarse en el área cuando ya tenía tarjeta amarilla, una baja que puede ser fundamental para lo que viene, el domingo.
El resultado, los 45 minutos del tiempo regular no tuvieron emociones. Solamente el remate de Perlaza, en la ñapa que dio el juez Juan Pontón, levantó del letargo a las tribunas. La final llega en tablas a El Campín.