Conozca cómo trabajan los cibercriminales y aprenda a detectar cuándo quieren robarle su identidad.
¿A cuántos les ha pasado que quieren hacer una compra por Internet o pagar un recibo de servicio público, pero abandonan la idea por miedo a que le roben sus credenciales y contraseñas bancarias?
Este ha sido un asunto persistente, más ahora cuando las compras y los pagos en línea se han vuelto tan populares en el mundo. La mayoría de los usuarios se sienten inseguros y esto no es en vano.
Una encuesta realizada por la compañía Easy Solutions en el 2013, en la que entrevistó por teléfono a usuarios de banca en línea en toda Latinoamérica, reveló que el 53 por ciento de quienes no utilizan Internet para transacciones bancarias o pagos tienen como razón principal el miedo al fraude.
Esto va acompañado por las crecientes amenazas de los cibercriminales de robar las credenciales bancarias de los usuarios.
Las amenazas más destacadas
Estos son algunos de los virus más activos del momento, según Eset:
Troyano bancario en Google Chrome. Es capaz de afectar directamente al navegador web, robando las credenciales bancarias de los usuarios por medio de extensiones maliciosas.
‘Hesperbot’ en Android, BlackBerry y Symbian. Este troyano bancario utiliza técnicas de phising, es decir, correos en los que se hace pasar por una entidad bancaria legal y envía un enlace que direcciona a un sitio web falso. De esta forma logra instalar un componente móvil de códigos maliciosos en el dispositivo. Además, lanza mensajes que representan un costo adicional para el usuario.
Troyano bancario en Linux. Este código malicioso, más conocido como ‘Mano de ladrón’ (Hand of Thief), está siendo vendido en mercados ilegales por 2.000 dólares y ataca a los servidores web y dispositivos móviles (Android) que, erróneamente, piensan que no es necesario implementar ningún sistema de seguridad.
Cómo prevenirlos
Aprenda a reconocer el comportamiento sospechoso de una empresa o institución. Esto es lo que nunca haría un banco:
Mandar un SMS pidiendo detalles para confirmar si se trata del cliente correcto. Un banco podrá enviarle un mensaje de texto para confirmar si realizó una transacción, pero nunca le solicitará sus contraseñas o información personal por este medio.
Decir que en 24 horas se cerrará la cuenta a menos que se tome una acción. Desconfíe cuando un mensaje de texto contenga un plazo estimado para realizar alguna acción. Los cibercriminales necesitan ser rápidos, ya que sus sitios se pueden bloquear o cerrar al ser descubiertos, por eso buscan que el usuario actúe sin pensar. Los bancos, por lo general, no ponen plazos tan firmes.
Usar acortadores de enlaces en el correo electrónico. Los cibercriminales intentan engañar a los usuarios, enviando correos electrónicos como si fueran del banco, añadiendo a ellos los ‘acortadores de enlaces’. Se recomienda ir directamente al sitio web legítimo del banco desde el navegador, y no hacer ‘click’ en estos enlaces.
Mandar un servicio postal para retirar una tarjeta de crédito. Esta es otra forma de estafa: decir que un servicio postal pasará a retirar la tarjeta de crédito “defectuosa”, solicitando, además, el número de PIN como confirmación.
La forma legítima de reemplazar una tarjeta cuando el banco instruye al usuario para que la destruya, para luego enviarle una nueva por correo.
Llamar al teléfono fijo y pedir que el cliente vuelva a llamar para confirmar que es el banco. Los cibercriminales llaman avisando al cliente que han detectado transacciones fraudulentas en su cuenta. Para probar la supuesta legitimidad de la llamada, le piden que devuelva la llamada al banco, pero éstos, cortando la comunicación, la redireccionan para que, una vez ganada la confianza del usuario, éste les entregue detalles sobre sus tarjetas de créditos y contraseñas.
Mandar un email a una nueva dirección sin avisar. Si el banco se contacta con el usuario a una cuenta diferente a la brindada anteriormente, se debe tener en cuenta la posibilidad de que sea un intento de engaño. Lo recomendable es tener una cuenta de correo destinada solamente a las comunicaciones con la entidad, y no publicarla en ningún lado, de manera que sea altamente probable que los mails recibidos allí sean realmente del banco.
Solicitar la desactivación de la solución de seguridad. Un banco no solicitará deshabilitar el software de seguridad para ingresar a su plataforma o realizar alguna transacción. En caso de que esto suceda, comuníquese inmediatamente con la entidad financiera para verificar el comportamiento sospechoso.
Usar un sitio web no seguro. Un sitio legítimo correspondiente a una entidad bancaria debe mostrar el candado en la barra de direcciones, que significa que es un sitio seguro.
Mandar un mensaje con una dirección en blanco. Revise que los mensajes de su banco a su cuenta de correo electrónico estén dirigidos a quien corresponde, tanto en el cuerpo como en el encabezado, y no a algo genérico como “Lista de clientes”.
“Tener en cuenta estas precauciones y estar alertas les permitirá a los usuarios saber cuándo pueden confiar en una solicitud y cuándo deben sospechar de lo que reciben por parte de su entidad bancaria”, declaró Camilo Gutiérrez, Especialista de Awareness & Research de ESET Latinoamérica. “Asimismo, resulta necesario tener un software de seguridad actualizado que garantice la protección de los datos”, concluyó.
Los hallazgos más importantes del estudio
Algunos datos del informe de seguridad:
– El 42 por ciento de los mayores de 20 años contactados no utilizan regularmente Internet para transacciones o compras.
– El 40 por ciento de los encuestados no recuerda ninguna campaña que su banco haya realizado acerca del fraude electrónico. El conocimiento sobre amenazas electrónicas como phishing y códigos maliciosos es todavía muy bajo.
– Uno de cada tres usuarios declara haber instalado algún software de protección en sus computadores, aparte del antivirus, lo cual muestra disposición de los usuarios a utilizar este tipo de soluciones.
Informacion Eltiempo.com