Viernes, 24 de Enero del 2025
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La rumba tiene sus ‘chachos’

Publicado el 17/01/14

Jonathan Cadavid, Hernán Jiménez y Fernando Koral se le miden a organizar grandes fiestas.

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La cabeza de las fiestas de Summerland
Jonathan Cadavid se autodenomina salsómano, pero paradójicamente es uno de los empresarios más conocidos de la música electrónica y a su cargo estuvo la reciente edición del Summerland, que se realizó en Cartagena en el puente de enero.
Su primer acercamiento al género electrónico fue durante un viaje a Inglaterra en el 2000. Cuenta que en las discotecas de Londres en las que estuvo de rumba solo ponían esta música y se fue enamorando de ella hasta que terminó como DJ.
Su oportunidad como empresario se dio en el 2004, cuando se convirtió en uno de los socios de Cinema (bar de música electrónica, que ya desapareció) y en el que pudo hacer muchos contactos.

En el 2009 creó su propia empresa, Royal House Society, y de la mano de dos de sus mejores amigos ha traído a Tiesto, Justice y Pitbull, entre otros.
El Summerland (que este año tuvo 20.000 asistentes) es el principal logro de su carrera.
En esta fiesta de tres días participaron, entre otros, Armin Van Buuren, Nicky Romero, Afrojack, Nervo, Dimitri Vegas y Like Micke.
El objetivo, dice Cadavid, es ofrecer una actividad con la participación de DJ importantes y hacer espectáculos de calidad con propuesta colombiana.

Hernán Jiménez: lo latino
En los últimos siete años, Hernán Jiménez ha estado al frente de Candelario Bar y fue este lugar el que le sirvió de trampolín para ser uno de los empresarios que realiza fiestas en la ciudad.
Su bar tiene capacidad para 400 personas y allí se han hecho grandes celebraciones con Systema Solar y Bomba Estéreo, entre otros, pero la arquitectura del lugar no permite que la totalidad de los asistentes pueda disfrutar del espectáculo (es una antigua casa del barrio La Candelaria), por lo que empezó a realizar fiestas en escenarios más grandes, siempre con el sello Candelario.
Jiménez ha tenido en sus fiestas-concierto a artistas como Shaggy, Tego Calderón y ChocQuibTown, entre otros.
Además, tiene un formato de fiesta para 4.000 personas, que se llama ‘Alístate, que estoy suelta como gabete’, que se realiza cada cuatro meses y los artistas invitados son reguetoneros.
Para Jiménez, el objetivo de sus fiestas es darles a los asistentes una experiencia, no un artista. Y en esta tarea, dice, no solamente se invierte tiempo y esfuerzo, sino dinero.

Santiago Rivas y la fiesta ‘underground’
El presentador del programa Los puros criollos, de Señal Colombia, Santiago Rivas, que obtuvo el premio India Catalina de Televisión en el 2013, empezó poniendo música en las fiestas que sus amigos y familiares hacían en sus casas. Y resultó tan bueno que el voz a voz lo fue volviendo popular.
Su mayor éxito residía en que todos los asistentes a las fiestas terminaban bailando y eso lo llevó a unirse, hace algunos años, a Adriana González, Javier Beltrán y Paula Posada para conformar el colectivo La Recontra.
Este grupo de empresarios ha logrado posicionar una de las fiestas underground más famosas de Bogotá, en la que, dice Rivas, “se va a bailar como si estuvieran en la sala de su casa”.

La música no convencional y la variedad de ritmos y estilos la han convertido en una de las rumbas pagadas más esperadas cada año.
Fernando Koral, el de la rumba en Theatron
Una fiesta temática sobre Madonna, con uno de sus imitadores, fue la primera gran rumba que Fernando Koral organizó en Theatron, el bar gay más importante de Bogotá. Fue en mayo del 2002 y el escenario del Teatro Metro era todavía el de esta sala de cine: un espacio muy pequeño en el que hicieron el espectáculo.
Y debajo, en un camerino armado, Koral dirigía todo: “Era un espacio muy pequeño y casi que había que coger el bombillo para que no se apagara”, cuenta.
Hoy, el lugar es muy distinto. Édison Ramírez, el dueño de Theatron, adecuó el sitio para realizar, al menos, 12 fiestas temáticas al año, de las cuales, cuenta Koral, productor de todas, las más famosas son: la del Día del Orgullo Gay, en julio; la de Halloween, y la de Navidad. Y agrega que el año pasado, la de Navidad Blanca fue la que más personas llevó.

Siempre, de alguna manera, ha sido organizador de espectáculos. “De niño, en los colegios Champagnat de Ipiales (su tierra natal) y Seminario Mayor de Quito, donde estudié, hacía obras de teatro, organizaba a todo el mundo y programaba los ensayos”.

En la celebración de cumpleaños, de niño, organizaba la casa con serpentinas, estaba pendiente de los pasabocas y hacía de DJ. Luego, estudió dirección de teatro y se graduó de actor y director. Cuando su familia dejó de enviarle dinero, él le pidió trabajó a Ramírez, entonces dueño del bar gay Zona Franca.
Allí ocupó cargos administrativos que le enseñaron a manejar presupuestos (el de una rumba puede ir de 3,5 a 20 millones de pesos). Y para sus fiestas, siempre piensa en un concepto, que incluye músicos, bailarines, decoración, publicidad, prensa, música y el tema de seguridad, que en este bar es muy importante.
Cuando termina una fiesta del mes ya trabaja en la otra. Y saber que el show central (un grupo musical, un imitador, un grupo de baile) entra hacia la 1 a.m., cuando la gente está en el máximo de la rumba.

Fuad, otro electrónico
Fuad empezó como DJ hace 18 años y trabajó en bares bogotanos como Gótica, Cinema y Tequendama. Actualmente se presenta en Radio Berlín y la Bolera San Francisco.
Los viajes de trabajo que realizó al principio de su carrera lo llevaron a conocer el mundo de la contratación de espectáculos, y hace unos ocho años empezó a traer artistas internacionales, como Paul Van Dyk, Carola y Dash Berlín, entre otros. Sus fiestas acogen alrededor de 3.000 personas.
El objetivo que se propuso para este año es traer músicos para todos los gustos, pero especialmente de deep house y techno. Afirma que el éxito de sus fiestas reside en la producción y la calidad de los artistas que presenta.

Informacion Eltiempo.com



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