Los agujeros negros existen, pero no son negros. Si lo dijera otra persona le llamarían loco, pero para sorpresa quien lo sugiere es el físico más renombrado y creador, precisamente, de la teoría moderna de los agujeros: Stephen Hawking.
¿Se contradijo? ¿Enloqueció? ¿Halló algo nuevo? Es que desde hace dos años la explicación tradicional de cómo funcionan los agujeros, fuentes de toda clase de historias y temores, tambalea.
Hawking, en un paper colgado en arXiv, un portal que aún no ha recibido la revisión por par académico, propuso que la frontera de los agujeros, el horizonte de sucesos del cual nada puede escapar, no existe, lo que sugiere que después de todo, en cierta forma, del agujero sale lo que entró. No es negro.
Los textos explican de manera simple que un agujero es una región del espacio con tal concentración de materia que nada que cae en él puede escapar, ni la luz. La gravedad -curvatura del espacio-tiempo- provoca una singularidad envuelta por una superficie cerrada, el horizonte de sucesos.
Aunque no son exclusivos de esos sitios, en el centro de toda gran galaxia hay por lo general uno. Estos objetos han exaltado la imaginación y toda suerte de especulaciones sobre su contenido y su función como pasadizos hacia dimensiones desconocidas.
Hawking, uno de los genios actuales, habla de la existencia de un horizonte aparente que solo mantiene de manera temporal la materia y la luz que cae en el agujero antes de liberarlas. La información de esa materia no se destruiría pero saldría tan alterada que nunca se podría saber qué fue lo que cayó en él.
El horizonte de sucesos es consecuencia de la Teoría General de la Relatividad. Los físicos han dicho que un astronauta que cayera en él no se enteraría mientras es halado hacia el centro, pues las leyes de la física son iguales en cualquier lugar del universo, luego de lo cual sería estirado como un espagueti y aplastado en la singularidad del núcleo.
Hace dos años, Joseph Polchinski y su grupo encontró que la mecánica cuántica cambiaría la situación en el horizonte de sucesos. En el borde existiría una región muy energética por lo que el astronauta perecería achicharrado, rompiendo lo predicho por la Relatividad.
“No hay escapatoria de un agujero negro en la teoría clásica”, dijo Hawking a Nature. pero la teoría cuántica “permite que la energía y la información escapen de él”.
En los 70 Hawking había aclarado, ante las dudas de entonces, que de los agujeros negros sí podía escapar algo, una radiación, que luego fue denominada de Hawking, lo que haría que de apoco el agujero mismo desaparecería. En su nueva explicación, Relatividad y cuántica se respetan pero no habría horizonte de sucesos para iniciar un fuego. La solución es un horizonte aparente.
Para Don Page, experto en el tema en la Universidad de Alberta y antiguo colaborador del físico británico, la apuesta es arriesgada y supondría que no existiría una singularidad en el núcleo que permitiría la salida en forma de la radiación de Hawking de lo que habría engullido.
Polchinski, por su parte, no cree en un agujero negro sin horizonte de sucesos: las violentas fluctuaciones requeridas para borrarlos son muy raras en el universo.
El artículo de Hawking supone repensar las teorías sobre agujeros negros y no será nada fácil. O se equivocó.
Informacion Elcolombiano.com