Este jueves será la inauguración del Carnaval de las Artes en Barranquilla.
‘Cumbia!: Scenes of a Migrant Latin American Music Genre’ se denomina el texto en el que el barranquillero Héctor Fernández habla de la cumbia en distintas latitudes y que incluye las voces de expertos en el género de varios países.
La compilación recorre los distintos procesos sonoros que ha vivido la cumbia en la costa caribe colombiana, de donde es originaria, más exactamente de lo que Orlando Fals Borda denomina el “país de Pocabuy, conformado por El Banco, Chiriguaná, Mompox, Tamalameque, Guamal y Chimí (a lo largo del río Magdalena)”, su sitio de nacimiento.
De allí partió para ir cambiando en Venezuela, México, El Salvador, Chile, Ecuador, Perú, Argentina, Uruguay, Costa Rica y Bolivia, entre otros, donde tiene otros sonidos, mezclas y tipos de baile.
De ese viaje hablará mañana Fernández, en la jornada inaugural de la octava edición del Carnaval de las Artes, en Barranquilla, con Arlington Pardo, gaitero y director musical, y el mexicano Tony Camargo, el más reconocido intérprete de ‘El año viejo’, del maestro Crescencio Salcedo, en un conversatorio titulado ‘¡Por la cumbia y el porro!’, que se hará en el Teatro Amira de la Rosa. Moderará el periodista Daniel Samper Pizano.
Fernández –ingeniero electricista de la Universidad de los Andes y graduado en lenguas y literatura hispanoamericana en el Stony Brook University, de Nueva York, con doctorado en la misma área, y actualmente profesor de la Universidad de Georgia– dice: “Cada cumbia me gusta en su concepto: las de Galán y Bermúdez, por considerarlas clásicas y por recuerdos de mi infancia, pero de igual forma disfruto la villera argentina, por su fuerte sentido crítico. Ahora bien, creo que la cumbia cantada, sin instrumentos, puede adquirir matices trascendentales en las voces de Totó la Momposina, Petrona Martínez (así esta última se especialice en bullerengue) y María Mulata, pero en últimas me quedo con Liliana Saumet, de Bomba Estéreo, por lo ecléctica y poco purista, pues no me identifico con los purismos”.
Entre los aspectos que considera uno de los mayores fuertes de este género es su capacidad de ascenso. “Como práctica cultural, en un principio fue favorecida por sectores marginados de la población. En Colombia, por ejemplo, comenzó como música de esclavos, mulatos, indígenas y campesinos del litoral caribe. Luego, a punta de cambios, se coló en las clases medias y altas, hasta convertirse en expresión musical nacional”, afirma.
Agrega que en Argentina tuvo el mismo proceso. “Comenzó siendo la música de los pobres y fue adoptada por la clase media desde los años noventa. En México ya tiene buena estatura social. Y en Perú también se ha dado esta misma dinámica, que se repite en buena parte de Latinoamérica”, sostiene.
En cuanto al sonido, Fernández dice que en países como Perú y Argentina, “aparte de fusionarla, le han puesto mucha instrumentación electrónica y hasta aires de música texana, respectivamente, y en Colombia no ha sido ajena a estas fusiones, solo que se han hecho de otra forma”.
A él no le parecen horribles las cumbias de otros lados, como sí lo son para muchos colombianos. Lo que le llama la atención es la forma como se baila la cumbia en cada lado. “En Costa Rica, por ejemplo, se llama swing criollo y es a punta de saltos, cosa impensable en Colombia”, dice.
Y aunque afirme que no es un purista, al ingeniero, que actualmente realiza un estudio sobre deporte y nacionalismo en América Latina, la cumbia –género madre del país– le gusta “bailada en la oscuridad, en una playa y a la luz de la vela, como cuando nació”. “Y lo que más me gusta es cómo juega con la luz”, concluye.
¿Dónde y cuándo?
Del 13 al 16 de febrero, en La Cueva. Calle 59 con 43 esquina, y en el Teatro Amira de la Rosa, carrera 54 n.° 52-258, Barranquilla. Informes: (5) 340-9813.
Informacion Eltiempo.com