Washington, nov. 21. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, prometió un sistema “más justo” para que unos cinco millones de inmigrantes indocumentados puedan resolver su situación sin ser deportados, permitiéndoles buscar permisos de trabajo y “salir de la sombra”
“Tomaré medidas para administrar responsablemente la situación de los millones de inmigrantes indocumentados que viven en nuestro país”, dijo Obama durante un discurso de unos 15 minutos pronunciado en la Casa Blanca, en el que también retó a la oposición republicana a trabajar por una reforma migratoria.
Todas las personas que reúnan los requisitos tendrán la posibilidad “de presentar una demanda para permanecer en el país temporariamente, sin miedo de deportación”, señaló el mandatario.
“Todo lo que estoy diciendo es que no te deportaremos”, agregó Obama, señalando que los inmigrantes podrán así “salir de la sombra y ponerse al día con la ley”.
Las nuevas medidas, apuntó, “no se aplican a las personas que han ingresado al país recientemente” ni a las que vengan en el futuro, y tampoco garantiza la ciudadanía estadounidense.
El histórico conjunto de medidas representa un alivio en el corto plazo para casi la mitad del enorme contingente estimado en 11,2 millones de inmigrantes no autorizados que residen en Estados Unidos, en su mayoría originarios de México y América Central.
– Abanico de medidas –
La parte más importante del programa de Obama brinda a indocumentados que tengan hijos con nacionalidad estadounidense o permiso de residencia la posibilidad de legalizarse, a fin de obtener un permiso de trabajo temporal y evitar la deportación.
Unos cuatro millones de inmigrantes indocumentados podrían regularizar su situación sólo con esta medida, según la Casa Blanca.
Obama también determinó la flexibilización de los criterios para el programa Acción Diferida para Llegados en la Niñez (DACA, en inglés), originalmente adoptado en 2012, para aumentar la cantidad de beneficiarios.
Originalmente, el DACA ofrecía una vía de regularización a jóvenes nacidos después de 1981 y que hubieran llegado a Estados Unidos antes de junio de 2007 con 16 años de edad o menos.
De acuerdo con la Casa Blanca, el nuevo paquete remueve el tope de edad para solicitar el beneficio, y mueve la fecha máxima de ingreso al país de junio de 2007 a enero de 2010.
El conjunto de medidas contempla también un refuerzo de la seguridad fronteriza, con el fortalecimiento de las agencias encargadas. Al mismo tiempo la Casa Blanca creó un Grupo de Tareas para Nuevos Estadounidenses, que se concentrará en “estrategias federales para integración de inmigrantes”.
Aquellos inmigrantes que ya estén con un proceso de deportación en marcha podrán beneficiarse de las nuevas medidas, informó la Casa Blanca.
Las medidas rapidamente fueron celebradas en América Latina. El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, celebró “el coraje del mandatario estadounidense, que decidió avanzar tras un objetivo justo que no merecía más postergaciones”.
México también dijo que “da la bienvenida” a las medidas anunciadas, mientras que el presidente de Guatemala Otto Pérez, tras agradecer a Obama, anunció que convocará a organizaciones de migrantes para ayudar en el proceso.
El gobierno salvadoreño también manifestó su “satisfacción” por las medidas que incluso recibieron el aplauso de los músicos convocados en Las Vegas, para la ceremonia anual de los Grammy Latino. “Este premio se lo dedico muy especialmente al presidente Obama”, dijo el cantante colombiano Carlos Vives.
Por el contrario, representantes del opositor Partido Republicano reaccionaron casi de inmediato, alegando la “ilegalidad” de las iniciativas.
“No es así cómo funciona nuestra democracia”, dijo el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner. “El presidente ya ha dicho que no es un rey ni un emperador, pero se comporta como tal”, añadió.
A su vez, el titular de la Comisión de Seguridad Interna en la Cámara de Representantes, Michael McCaul, tachó las medidas de Obama de “inconstitucionales y una amenaza a nuestra democracia”.
En tanto, el ultraconservador senador republicano Rand Paul, llamó a la cámara baja del Congreso a adoptar una resolución que repudie el proyecto presidencial como ilegal, lo que abriría las puertas a un cuestionamiento judicial de las medidas.
Por su parte, la ex secretaria de Estado Hillary Clinton, agradeció las acciones de Obama, y sugirió que la cuestión migratoria sea un tema central de la próxima campaña presidencial, en la que se perfila como aspirante por el Partido Demócrata.
“Gracias (a Obama) por tomar acción con relación a la inmigración frente a la inacción (del Congreso). Ahora concentrémonos en una reforma permanente negociada por los dos partidos”, expresó Clinton en una nota.
Una completa reforma de todo el sistema migratorio fue una promesa central de la campaña de Obama para su reelección en 2012. La propuesta motivó entonces una movilización pocas veces vista de la comunidad hispana y resultó fundamental para que el presidente consiguiera un segundo mandato.
Frente a la Casa Blanca y pese a bajas temperaturas, grupos de activistas, indocumentados y ciudadanos estadounidenses se reunieron con tabletas en mano para seguir el discurso de Obama, así como ocurrió en otras ciudades del país.
“Cinco millones de miembros de nuestra comunidad han sido salvados”, gritó eufórico Gustavo Torres, presidente de la asociación pro-inmigrante Casa Maryland.