Sábado, 23 de Noviembre del 2024
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La cárcel de ‘mulas’ que funciona en el aeropuerto El Dorado

Publicado el 09/12/14

 

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En la cocina y en el alojamiento de la Estación de Policía Aeroportuaria de Bogotá funciona desde finales de agosto una cárcel, en El Dorado.

Ochenta personas, de las cuales 20 son extranjeros que fueron sorprendidos por la Policía Antinarcóticos tratando de sacar estupefacientes por el aeropuerto El Dorado, permanecen en la estación porque en ninguna de las cárceles de la ciudad están recibiendo detenidos, por culpa del paro de la guardia del Inpec. (Lea también: Este año se incautaron 1,4 toneladas de droga en aeropuertos del país).

El mayor Franklin Siza, comandante de la Estación Aeroportuaria, dice que a sus funciones su sumó la custodia de detenidos, entre los que hay 12 mujeres.

Para eso, no solo debió adecuar espacios de la estación, sino que se vio obligado a diseñar un reglamento, basado en el del Inpec. Se crearon horarios para levantarse, tomar la ducha, para las comidas y hasta para recibir visitas.

“Afortunadamente el perfil de estas personas no es agresivo, no hemos tenido intentos de fuga o de generar desórdenes”, dice el mayor Siza.

Ahora, cada vez que una persona es capturada, la Policía debe presentarla ante un fiscal y luego ante un juez. Con la medida de aseguramiento, son llevadas a la estación, que está ubicada en la zona de carga del aeropuerto.

Entre las reglas está, por ejemplo, que quienes permanezcan allí deben levantarse entre las 6:00 y 7:00 a. m. y desayunar a las 8:30 a. m. Las visitas las reciben los domingos y máximo pueden aceptar la entrada, por cada detenido, de tres familiares o amigos, entre las 2:00 y las 4:00 p. m.

Como el espacio es pequeño, tienen derecho a recibir el sol dos veces al día en el patio. Los custodian 20 uniformados, que antes estaban asignados al aeropuerto. “Los custodios son los mismos policías que nos han capturado”, dice uno de los internos, que señala que por ahora es mejor estar en la estación que hacinados en una cárcel.

Aunque hasta ahora parece una situación llevadera, el paro del Inpec puede terminar en un lío para la Policía: no solo porque en los camarotes de uno de los alojamientos ahora duermen las ‘mulas’ o ‘correos humanos’, sino porque la Policía Antinarcóticos ha tenido además que destinar recursos para garantizar la alimentación de los reos. Todos los días un uniformado debe ir hasta una unidad de reacción inmediata (URI) de la Fiscalía para recoger los alimentos. Lo deben hacer tres veces al día, porque el Inpec no tiene capacidad para hacerlos llegar hasta la estación.

Este año, las capturas de ‘correos humanos’ ha aumentado. Como la mayoría son hombres, fueron acomodados en el espacio más grande: en el alojamiento y en un salón aledaño, donde algunos duermen en colchonetas en el piso porque las camas se agotaron. Las mujeres permanecen en la cocina. Allí duermen en colchonetas en el piso y acomodan sus pertenencias en una hilera.

Los líos no son solo para la Policía, que debió asumir una carga que no le corresponde, sino para los detenidos. Ninguno ha podido descontar pena con trabajo o estudio –la única distracción es un televisor que el hermano de un preso regaló–, sino que, además, cuatro a los que les concedió casa por cárcel no han podido ser llevados a su domicilio. ¿La razón? Por el paro, la guardia del Inpec no está realizando ningún tipo de remisiones.

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