Marcelo Gallardo, entrenador de River Plate, es el artífice de la conquista de la Copa Suramericana-2014 y el responsable de devolverle a los ‘millonarios’ el brillo futbolístico que caracterizó su historia.
Bajo su batuta, River se dio el gusto de barrer de la Suramericana a su archirrival Boca Juniors en semifinales y está todavía en condiciones de proclamarse campeón del torneo argentino el domingo que viene, aunque deba esperar para ello un traspié del líder Racing.
El ‘Muñeco’ obtuvo la consagración en el estadio Monumental al conseguir el primer título internacional para River tras 17 años de sequía, aunque ya había ganado otros trofeos como jugador del ‘millonario’ como la Copa Libertadores de América-1996 y la Supercopa Sudramericana-1997.
Modesto y medido, Gallardo se había mostrado conmovido por el esfuerzo del equipo cuando consiguió la clasificación a la final de la Copa Suramericana tras eliminar a Boca Juniors con un sufrido 1-0 en el Monumental. No era un partido más. Dos días antes había fallecido su madre.
“Fue un abrazo del alma que le dio alivio a mi corazón”, diría luego al borde de las lágrimas.
Llegado en junio pasado en reemplazo del histórico Ramón Díaz, el DT más ganador de la historia de River, Gallardo propició una revolución en lo futbolístico que dio sus frutos y pronto lo colocó en la cima del torneo argentino en el que llegó a contar 31 partidos invicto, aunque la pelea por los dos torneos le aflojó las piernas en el tramo final.
“River está en un gran momento, y la gente lo sabe”, afirmó el exvolante de 38 años, que consiguió que hasta los hinchas de Boca elogien el juego del equipo de la banda roja que recuperó el fútbol vistoso que caracterizó su historia. Antes de dirigir a River había sido DT de Nacional de Montevideo, con el que se consagró campeón uruguayo en el 2012.
Tomó las riendas de River tras la ida de Ramón Díaz, que había renunciado en mayo de este año tras lograr el torneo Final-2014 y dejar el equipo clasificado para las copas Suramericana-2014 y Libertadores-2015, después de seis años de no jugar el torneo continental.
“El cuerpo se cansa, pero la mente no tiene que cansarse. Cuando el físico no responde, la diferencia se hace con la cabeza”, afirma el entrenador que prefiere correrse de los laureles porque en su opinión “al margen de tomar decisiones, los jugadores son los verdaderos protagonistas, adentro de la cancha se decide y se define todo”.
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