En el municipio de La Hormiga (Putumayo), miembros de la Policía Ambiental confiscaron una tortuga conocida popularmente como matamata (Chelus fimbriatus), víctima del tráfico ilegal y que iba a ser enviada a Japón, donde se utiliza para hacer un plato exótico. (Vea aquí la imagen ampliada de la tortuga)
No hubo capturas. Sin embargo, el reptil quedó en poder de la Corporación Autónoma del Amazonas (Corpoamazonia), entidad que se encargará de reintroducirla a la vida silvestre.
La matamata es tal vez una de las especies de tortugas más raras, pero a la vez más impactantes de la biodiversidad colombiana. No vive sólo aquí. También se ve en las selvas de Brasil, Bolivia, en Guayana y la Guayana Francesa, incluso en Surinam. En Colombia, además de Putumayo, se reproduce en Amazonas, Arauca, Meta, Vaupés y Vichada, entre otros departamentos.
Tiene un cuello grueso y lleno de protuberancias, una cabeza extremadamente ancha y plana, incluso triangular, con una nariz puntiaguda y en forma de dos cilindros. Su boca es ancha, y tiene unas patas más bien cortas. Es estrictamente acuática, y sólo sale del agua a poner sus huevos.
El decomiso que logró la Policía Ambiental en Putumayo no es aislado. Hace parte de un comercio ilegal muy organizado que las está acabando.
Según el Instituto Humboldt, en Puerto Inírida (Guainía) y en Caño Cabuyaro (Meta), por mencionar dos lugares, se colectan grandes números de matamata para llevar a acuarios comerciales. Según inspecciones realizadas, en Puerto Inírida es una práctica frecuente transportar juveniles de matamata como contrabando, y entre las bolsas plásticas donde transportan los peces ornamentales que tienen permisos de exportación.
En el Casanare se tienen registros de grandes decomisos de crías de esta especie con fines comerciales. Su extracción es entonces fundamentalmente con fines ornamentales, aunque también es consumida por las comunidades indígenas.
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