Domingo, 20 de Abril del 2025
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El mar se come el litoral del golfo de Urabá

Publicado el 26/01/15

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Desde hace unos cinco años el mar se le viene comiendo el sitio de trabajo a Jamilton Avilés. Es un moreno de estatura media. Anda descalzo, camiseta y unas bermudas. Cada fin de semana recorre la playa de Arboletes.

A sus espaldas carga unas cuantas sandías, una nevera de icopor llena de cerveza y agua, camina hasta llegar al ‘pedacito’ de playa donde tiene incrustada la mesa de madera, que armó con los palos que el oleaje le trajo desde la desembocadura del río Atrato. Sabe lo que está pasando: el agua se está comiendo la tierra de su natal Arboletes donde ha vivido sus 25 años.

“Vea. Las olas cada vez son más fuertes y la tierra se desmorona y se desmorona y aquí nadie hace nada para evitarlo”, dice.

Recuerda que cuando era niño jugaba a sus anchas en las extensas playas del municipio, iba a tirarse al volcán de lodo. Era diversión, y nada más.

“Los turistas ya no pueden disfrutar de eso, solo hay barrancos y un pedacito de arena”, se queja el joven que ha visto cómo las ventas han disminuido.

Y es que la erosión costera en el Golfo de Urabá ya es una preocupación departamental.

De acuerdo con la coordinadora de la Unidad Ambiental de Corpourabá , Diana Andrade, el fenómeno, que es natural, avanza más rápido que en otras zonas.

“La erosión en el litoral antioqueño es una de las más críticas del país, la segunda después de la Guajira. Este está retrocediendo a velocidades impresionantes y eso se debe a las acciones de los humanos en esos lugares”, explica.

Las acciones a las que se refiere Andrade vienen de tiempo atrás: “Nuestra geología es de unas rocas no cohesivas, son rocas blandas que con nada se deshacen. Si le quitamos la cobertura (manglares y arena) que fue lo que pasó, se ven fenómenos como este. Cuando empezaron a construir las casas en Arboletes lo hicieron con la arena de las playas y hoy tenemos el efecto negativo”, añade.

Dada la magnitud del problema, desde el 2010 iniciaron una serie de trabajos y estudios para hacerle frente. El más reciente, un estudio oceoanográfico y geológico realizado por la Universidad Eafit que culminó el pasado 26 de diciembre.

“Estamos esperando los resultados técnicos pues eso nos dará datos concretos de cómo evitar la erosión del continente que pone en riesgo no solo a Arboletes sino a otros municipios como Necoclí”, dice.

Y es que las intervenciones en el mar o en el litoral, no pueden tomarse a la ligera, ya que primero deben identificar cada detalle para saber cuál es la solución más efectiva.

De acuerdo con Andrade en Turbo empezaron con un proyecto piloto para determinar el comportamiento del mar: “Hicimos un relleno hidráulico, es decir, volvimos a poner arena de playa donde debería estar. Analizaremos su comportamiento para ver si nos da los resultados que esperamos”.

El estudio de la Eafit, que costó 650 millones de pesos, también será clave para el futuro del golfo, pues por primera vez en el país se conocerá el mapa geológico de una zona poco estudiada, como los litorales.

Por otro lado, el Departamento Administrativo para la Prevención y Atención de Desastres (Dapard) de Antioquia conoce que la erosión costera no solo pone en riesgo a las playas del Urabá, también a la población que lo habita.

“El riesgo ya está demostrado con la caída de algunas viviendas en Arboletes. Hay una amenaza del mar que está. De hecho, el próximo 6 de febrero nos reuniremos con la alcaldía y con Litorales y Playas Seguros para seguir trabajando en la problemática”, asegura la directora del Dapard, María Inés Cardona, que agrega que se han hecho varios estudios de la erosión de la Costa Caribe.

Andrade lo que aclara es que aunque intenten evitar que el mar se siga carcomiendo el continente esto será imposible sino se tienen millonarios recursos para hacerlo: “Solo un estudio para determinar cuál es la mejor intervención puede costar 1.000 millones de pesos, por eso necesitamos la ayuda del Gobierno Nacional”.

Mientras vende sus sandías Jamilton le explica a la gente que aprovechen el volcán, porque de allí a que aprueben la plata que necesita “esto desaparecerá”.

‘Si el volcán muere se acaba la vida’

La alcaldesa de Arboletes, Diana Stella Garrido, le pide al Gobierno Nacional que ponga sus ojos en su municipio: “Ya 20 familias perdieron sus casas por la erosión costera pero lo que más nos preocupa es el volcán pues somos un pueblo que vive del turismo y si este desaparece se nos acaba nuestra vida”. Por otro lado, denuncia que el mar está a solo dos metros de la vía que los comunica con Montería, lo que los dejaría aislados.

“Hace dos años, evitar la erosión, costaba 30.000 millones de pesos, eso ya subió hoy. Y no tenemos los recursos para afrontar este problema tan grande”, dice.

Yeison Gualdrón
Enviado especial de EL TIEMPO
Arboletes

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