Un estudio realizado por una de las más importantes escuelas de economía del Mundo hizo una comparación entre cuatro grandes capitales incluyendo a Bogotá.
En el estudio de London School of Economics (LSE), la capital colombiana fue comparada con Tokio, Londres y Nueva Delhi, en temas tan importantes como la población y el transporte público.
La investigación encontró grandes coincidencias, pero también grandes diferencias. Uno de ellos es el número de pobladores. Mientras el crecimiento de la población bogotana vive en franco crecimiento, en otras, como Tokio o Londres, bajan y suben de acuerdo con las decisiones de sus pobladores de no tener descendencia.
Así mismo, se encontró que Bogotá ha venido expandiendo su territorio, lo cual no ocurre en otras ciudades y por el contrario se presenta concentración de la población con la construcción de grandes edificios en altura.
“Algunas crecen y otras se contraen en respuesta a cambios económicos, políticos y ambientales, pero lo hacen de maneras radicalmente diferentes, que reflejan las respuestas locales a cambios regionales, nacionales y globales”, explicó Ricky Burdett, profesor de estudios urbanos en el LSE, en un artículo para el diario británico ‘The Guardian’.
De acuerdo con las conclusiones de Burdett y del equipo investigador de LSE, Bogotá debe hacer un cambio en su modelo de gestión y financiación del transporte público.
Otro aspecto que se tuvo en cuenta son los índices de violencia pues mientras en Bogotá, con una población menor a ocho millones de habitantes, la tasa de homicidios es 16,7 personas por cada 100 mil habitantes, en Nueva Delhi es de 2,7 pese a que la capital de India tiene 23 millones de habitantes.
“La administración de la infraestructura por parte de las municipalidades representa una ventaja en términos del ejercicio de la democracia. Sin embargo, el crecimiento económico y la disponibilidad de recursos tendrá dificultades para seguirle el paso de los requerimientos de la población urbana. Como resultado, el apoyo del sector privado y del Gobierno Nacional será cada vez más apremiante para la sostenibilidad de esos sistemas en el futuro”, dicen los expertos.
En este sentido, el Ministerio de Transporte de Colombia ya está dando pasos hacia una visión, no de autosostenibilidad, como hoy obliga a la ley a los sistemas masivos de transporte, sino de sostenibilidad, lo que implica que la Nación participe económicamente en la operación.
Londres es un referente mundial, no solo por su red de transporte, sino por ser de las pocas ciudades que ha implementado con éxito un sistema de cobros por congestión y bicicletas públicas.
Su modelo es conservador, pues el servicio es responsabilidad compartida, casi por mitades, entre la Alcaldía y la nación.
En Tokio los privados están a cargo, principalmente, del servicio en las vías periféricas.
Bogotá debe hacer un cambio en su modelo de gestión y financiación del transporte público, de acuerdo con las conclusiones de Burdett y del equipo investigador de LSE.
Densidad para el éxito
Urbanistas del mundo coinciden en que una ciudad es más eficiente y sostenible si la densidad de personas por kilómetro cuadrado aumenta; eso sí, si se cuida que el diseño urbano impida el hacinamiento, el estrés y la contaminación.
Esto estimula el uso de la bicicleta y hace que los sistemas de transporte sean mejores.
En todas las ciudades hay una concentración de trabajadores en el centro urbano, pero muchos de ellos viven fuera de la ciudad en municipios cercanos, lo que implica que no le pagan impuestos a la capital, pero sí se benefician de las oportunidades laborales y, además, generan trancones.
En Tokio, la población flotante es el 20 por ciento de los trabajadores, seguida por Nueva Delhi, donde es el 13,5 por ciento. Siguen Londres con el 9,6 por ciento y Bogotá con el 9,2 por ciento.
Más población, un reto
Tokio, pues perderá 400.000 habitantes en los próximos años debido a la contracción de la economía y en la tasa de natalidad, dos factores que han pesado más que la prosperidad que esperan de los Juegos Olímpicos de 2020 y el desarrollo de su sistema integrado de transporte público.
Por su parte, Londres ve nuevamente la luz en materia de crecimiento demográfico, en vista de que, poco a poco, se han incrementado las tasas de natalidad gracias a las políticas para atraer inmigrantes.
La clave para evitar que las ciudades se desborden es la planeación basada en la expansión de la ciudad y en el aumento demográfico. Por ejemplo, hace 60 años Tokio fusionó la alcaldía con las áreas y municipios cercanos, previendo la expansión de la ciudad para crear la metrópolis.
Este es un paso que Bogotá no ha dado: la dificultad para articular políticas con Soacha en temas como la movilidad, por ejemplo, tiene a los ciudadanos sin buses alimentadores para acceder a TransMilenio, pero una y otra autoridad se achacan la responsabilidad: evidencia de la falta de una autoridad metropolitana de transporte.
La gestión urbana del transporte
La principal diferencia entre Bogotá y las otras ciudades es que el 100 por ciento de la infraestructura para el transporte y la gestión del sistema masivo (TransMilenio) están a cargo del Distrito, mientras que las demás hacen una mezcla de esfuerzos interinstitucionales e incluso privados.
Tanto nuestra capital como Londres tienen en común aspectos como la operación de buses privada, pero con decisiones de movilidad y las políticas en manos del sector público.
En Nueva Delhi, las políticas son controladas en su mayoría por el Gobierno Nacional y la Gobernación, sin participación de la Alcaldía.
Tokio ha logrado una interesante participación del sector privado en la gestión de la infraestructura vial urbana que llega a 63 por ciento.
ADN