Domingo, 20 de Abril del 2025
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Subirá precio de materiales para vivienda

Publicado el 07/04/15

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Si hoy en Medellín se demandan al año 2,5 toneladas de materiales construcción por habitante, para 2023 esa relación subirá a 3,1 toneladas, creciendo a una tasa anual de 3 por ciento y por encima de la media nacional de 2,2 toneladas. Eso quiere decir que la ciudad pasará de consumir unas 8,8 millones de toneladas a 10,7 millones por año.
Así lo concluye el primer estudio prospectivo de demanda de estos materiales realizado en 16 ciudades por la Asociación Colombiana de Productores de Agregados Pétreos (Asogravas, ver gráfico).
Y aunque ese crecimiento es una buena noticia en términos de desarrollo de infraestructura urbana y vivienda, viene de la mano de un fenómeno que ya padece Bogotá y Medellín comienza a evidenciar: la creciente lejanía de las fuentes de arenas, gravillas, arcillas y otros materiales de obra y para agregados.
De hecho, si en la capital del país ya se deben recorrer distancias de hasta 150 kilómetros desde algunas canteras, en el caso local nuevas zonas de abastecimiento se ubican en Bolombolo (95 kilómetros) y Santa Fe Antioquia (65). Mientras tanto, se agotan otras tradicionales sin posibilidades de expansión, principalmente en Girardota, Copacabana y Bello, en el norte del Valle de Aburrá.
Pero la dinámica del sector va más rápido con áreas licenciadas para vivienda creciendo el año pasado al 8,1 por ciento en Antioquia (2,45 millones de metros cuadrados), mientras las correspondientes a proyectos no residenciales el año pasado aumentaron en 23 por ciento (671.692 metros cuadrados).
Mayores costos
“Todas las ciudades quieren excelentes materiales de construcción para vivienda y para obras públicas, pero las Alcaldías no incorporan en sus Planes de Ordenamiento Territorial (POT) zonas de abastecimiento y así se paga más por transporte que por el mismo material”, comentó Carlos Fernando Forero Bonell, presidente de Asogravas.
En ese sentido, algunos constructores de Medellín ya han visto cómo se han hasta triplicado los costos por traer gravas del río Cauca o arenas desde Amagá, donde el flete puede valer cuatro veces el material, señala Eduardo Loaiza Posada, gerente para Antioquia de la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol).
“Para una vivienda promedio, los costos de construcción pesan un 55 por ciento y los temas asociados a materiales un 15 por ciento, así que se afecta todo lo asociado a concretos, fundaciones, bloques, bases, revoques, lozas y demás”, agrega Loaiza.
Ambos dirigentes gremiales coinciden en que la problemática de fuentes de materiales no tendrán un impacto inmediato en el valor de la vivienda, pero la tendencia en el futuro cercano es a la transferencia cada vez mayor en el precio final, ya de por sí presionado por precios del suelo urbanizable, mano de obra y tipo de construcción.
Y en eso también influye la fuerte devaluación del peso frente al dólar, que tiene un doble efecto.
De una parte, incrementa los costos de producción para los productores de agregados, pues operan con plantas y maquinaria importada, como explica Asogravas. De otro, mucho del material eléctrico, alambre, iluminación y hasta puertas certificadas son traídas del exterior, añade Camacol, y puede pesar una cuarta parte en los costos.
Ahora, un efecto similar tendrán que enfrentar el Gobierno y entes territoriales de cara a las obras de infraestructura pública, al igual que los constructores de las esperadas concesiones viales de cuarta generación (ver recuadro).



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