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Un penalti le salvó un punto a Millonarios frente a Santa Fe
September 7, 2015 Deportes

El balón chocó con la red, la curva norte de El Campín estalló tras el cobro de penalti del argentino Federico Insúa y el juez Luis Sánchez, que hizo un muy discutido arbitraje, pitó el final del clásico 282 en la Liga. Así terminó uno de los más emotivos duelos de los últimos tiempos entre Santa Fe y Millonarios, que los rojos tenían ganado hasta el minuto 92. Un penalti acabó decretando un empate justo.  (Lea aquí: ‘Estoy agradecido con el equipo por la entrega que hizo’: Rubén Israel.)

Era el duelo de dos técnicos uruguayos, uno con ya 15 partidos como antecedente (Gerardo Pelusso, el de Santa Fe) y otro que todavía está aprendiendo a conocer lo que tenía en la nómina (Rubén Israel, el de Millonarios). Los dos entrenadores se fundieron en un gran abrazo y dieron una gran muestra de cordialidad antes del partido, que resultó intenso, con opciones de lado y lado, que pudo definirse mucho antes a favor de Santa Fe si no fuera por la gran actuación del portero Nicolás Vikonis, pero que también pudo inclinarse del lado de Millonarios, pero Rafael Robayo se perdió, debajo del arco, solo para soplar la pelota, la opción más clara del partido. (Lea aquí: Así jugó Santa Fe en el 1-1 contra Millonarios.)

Santa Fe, a sabiendas de que sin Omar Pérez no tiene el mismo manejo ni la posibilidad de jugar a lo mismo, le apostó a darle la pelota a Millonarios y a atacar con velocidad y explosión. Y Millos ya comenzó a jugar a algo distinto a lo que mostraba con Ricardo Lunari: pasó del 4-3-1-2 del argentino a un esquema con dos volantes de marca, un enganche, dos jugadores abiertos, de ida y vuelta, y un solo atacante.

El planteamiento puso a trabajar desde muy temprano a Vikonis, que antes de los dos minutos ya había empezado a volar para atajar un remate de Juan Daniel Roa, que le pegó desde muy lejos tras una pérdida de balón de Elkin Blanco. (Lea aquí: Vikonis, la figura de Millonarios en el clásico frente a Santa Fe.)

Luego, a los 19, un nuevo error de Blanco, al que se le notó la falta de ritmo, generó otro veloz ataque de Santa Fe, que terminó en un remate de Wilson Morelo, otra atajada del portero uruguayo de Millos y un remate de Luis Quiñones que termina en el fondo del arco, pero la acción fue invalidada porque Morelo estaba en posición adelantada, tapando a Vikonis, cuando salió el remate.

Después de 20 minutos de sufrimiento, Millonarios se fue tomando confianza. Poco después de la jugada de gol anulada, Yulián Anchico casi la mete en su propio arco al atravesarle su cabeza a un remate de Máyer Candelo: esta vez, el que tuvo que volar fue el portero local, Leandro Castellanos. (Lea aquí: Stiven Vega, el jugador más joven de Millonarios en debutar en clásico.)

Pero Santa Fe estaba dispuesto a irse ganador al camerino antes de terminar la primera etapa, y casi lo logra con un cobro de tiro libre de Sergio Otálvaro que volvió a atajar Vikonis. Y después, Jhonatan Agudelo volvió a sacudir al arquero rival con un remate de larga distancia. Hasta ese momento, el juego era muy agradable, muy bien jugado, limpio y con muchas opciones, como para dejar tranquilos a los 23.272 espectadores que llegaron a El Campín.

En el arranque de la segunda etapa, el partido era casi el mismo. No hubo cambios y las intenciones de uno y otro equipo eran las mismas. Pero Santa Fe decidió tener un poco más la pelota y eso volvió a poner en problemas a Millonarios.

Israel, que apenas está conociendo el material que tiene, terminó haciendo el mismo cambio que Lunari realizó a lo largo de su paso por Millonarios, casi al mismo tiempo en que lo hacía el argentino: afuera Máyer Candelo, adentro Federico Insúa. Y luego entró Rafael Robayo por David Mackalister Silva. El esquema fue el mismo, pero Millos no jugó del todo bien.

Santa Fe aguantó con la misma formación y con la nueva idea de juego y eso generó espacios. En su afán de atacar y salir a ganar, casi pierde el partido. Millos empezó a pegar y pudo haberse quedado con 10, cuando Fabián Vargas le metió un codazo a Ricardo Villarraga. Era tarjeta roja: Sánchez prefirió resolver por las buenas y se la perdonó a cambio de una amarilla.

A los 32 de la segunda etapa se dio la jugada de gol más clara del partido, en el arco norte de El Campín, a favor de Millonarios. Stiven Vega, un juvenil que jugaba como defensor central en la Selección Sub-17 y que no lo hizo nada mal como lateral derecho, ocasionó la jugada en la que Rafael Robayo quedó frente al arco. Era solo empujarla. La tiró a un lado de la portería.

Cuando los hinchas de uno y otro equipo hacían cuentas de cómo quedaban en la tabla con el 0-0, llegó el primer penalti de la noche: falta clara de Oswaldo Henríquez a Luis Quiñones. Morelo anotó el 1-0 a los 38 de la segunda etapa.

Y a los 47, cuando ya algunos hinchas en la zona sur festejaban la primera victoria roja en el clásico este año, Sánchez sancionó otra pena máxima por falta de Castellanos a Michael Rangel. “Tomo la decisión de salir, creo que apresurado, y ahí viene el penalti”, reconoció el portero. Insúa cobró y la metió. Y ahí se acabó el clásico 282, con un 1-1 que salva el debut de Israel y amarga a los santafereños, al menos hasta el próximo derbi.

eltiempo.com

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