A la decisión de pedirle al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que ayude a monitorear y verificar el cese del fuego bilateral y definitivo, y la dejación de las armas, se le suma una nueva medida tomada por el Gobierno y las Farc: crear una comisión ejecutiva que sirva como instancia de cierre del proceso de paz. Es decir, darle vida al llamado “cónclave” que se anunció a comienzos de año como etapa definitiva para concretar el acuerdo.
Dicha comisión ejecutiva estará “integrada por plenipotenciarios de las delegaciones, a la cual podrán sumarse, además de los responsables de cada tema, los asesores que las partes decidan, con el fin de facilitar las aproximaciones en el nivel estratégico, tomar las decisiones a las que haya lugar para agilizar la redacción de acuerdos y supervisar el trabajo de las delegaciones”, explicó un comunicado conjunto dado a conocer ayer en Cuba.
Asimismo, las partes acordaron crear un cronograma que incluya la discusión de los temas restantes de la agenda de diálogos, como lo son los puntos del fin del conflicto e implementación y refrendación de los acuerdos, al igual que los casi 50 temas que se encuentran en la lista de salvedades y que tienen que ver con los puntos de desarrollo agrario, drogas ilícitas, participación política y víctimas y justicia. Con este cronograma la comisión podrá proyectar el trabajo en los próximos dos meses, antes de la firma del acuerdo final, cuya fecha está fijada para el 23 de marzo.
La comisión tendrá la facultad de tomar decisiones para aproximar las posiciones y así redactar los acuerdos restantes, y podrá crear nuevas comisiones de trabajo. La mecánica será igual a la que han establecido las subcomisiones técnicas de justicia, fin del conflicto y enfoque de género. Precisamente, las partes pidieron a quienes trabajan en la subcomisión de fin del conflicto que “entreguen a la comisión ejecutiva las conclusiones de su trabajo” a más tardar hoy sábado 23 de enero.
“Las anteriores decisiones suponen que las delegaciones trabajarán en adelante de manera continua, extendiendo los tiempos de permanencia de la delegación del Gobierno en La Habana, y que los días de reunión se podrán planificar de una manera que facilite el intercambio de propuestas concretas sobre los temas restantes, que están todos interrelacionados. Por ejemplo, las delegaciones podrán trabajar varios días por separado y reunir la comisión ejecutiva cada vez que sea necesario en el Palacio de Convenciones o en otro lugar”, refiere el comunicado conjunto.
Al final, las partes solicitaron a Naciones Unidas y al Centro de Pensamiento y Seguimiento al Diálogo de Paz de la Universidad Nacional, que organicen “a la mayor brevedad” un último foro. Esta vez sobre los temas de fin del conflicto e implementación, verificación y refrendación.
De esta manera, queda claro que las delegaciones de paz del Gobierno y las Farc se aprestan a enfrentar la recta final del proceso de paz, justo cuando restan sólo 60 días para que se cumpla el plazo del 23 de marzo, pactado entre el presidente Juan Manuel Santos y el comandante de la organización guerrillera, Timoleón Jiménez, como el plazo máximo para firmar el acuerdo de fin del conflicto.
Es algo así como el último hervor de los diálogos. El mismo presidente Santos señaló que el acuerdo sobre la verificación de la ONU implica “un paso definitivo” dado por las Farc para desarmarse y que con ello el proceso de paz es ya “irreversible”. Con el comunicado conjunto de ayer se puede decir que el fin del conflicto con esa guerrilla entre en cuenta regresiva.