La estrategia que usó el presidente de Bolivia, Evo Morales, para quedarse en el poder hasta el 2025, al parecer, no funcionó.
La aparente amarga derrota en el referendo –con el que se pretendía reformar la Constitución para permitirle al Jefe de Estado ser reelegido por tercera vez en las elecciones del 2019 para un cuarto mandato– sería una piedra en el zapato para su partido Movimiento al Socialismo (MAS) y un aterrizaje forzado para su gobierno, si se tiene en cuenta que esta sería la primera vez que el mandatario pierde en las urnas en los últimos 10 años.
Aunque las encuestas vaticinaban que Morales iba a perder, los sondeos a boca de urna difundidos en la noche del domingo, que le daban al no una victoria (52,3) sobre el sí (47,7), no convencieron al Gobierno. El vicepresidente, Álvaro García Linera, afirmó esa noche que se trataba de un “empate técnico” y el Presidente pidió este lunes esperar los resultados oficiales con “paciencia y serenidad”, al afirmar que era optimista frente a los resultados finales. (Lea también: ¿Por qué Evo Morales perdió el referendo para su cuarto mandato?)
Pero, según analistas, la tendencia de la victoria del no pareciera no tener reversa. De acuerdo con el diario ‘La Razón’, los datos preliminares del Tribunal Supremo de Justicia le daban al no un 55,4 por ciento y al sí un 44,6 por ciento, escrutado 72 por ciento de los votos.
Sin embargo, este lunes había un clima de tensión, pues Morales dijo que confiaba en que el voto de los sectores rurales, indígenas y pobres pudiera revertir la tendencia. Ante la incertidumbre, “confiamos en que los resultados van a ser favorables al MAS porque es el partido de los pobres, de los humildes, de la gente que vive más alejada, y es ahí donde se va a manifestar nuestra fuerza”, sentenció García Linera.
Para el analista boliviano Jorge Lazarte, si llegara a existir una reversión del voto se generaría aún más tensión en el país. Sería “volver a los años pasados, es decir, al enfrentamiento de una parte del país contra la otra, como en la época de la Asamblea Constituyente. Hay un sector que ha votado por el no y que lo ha hecho con mucha ira; el país se está cargando poco a poco”, le dijo Lazarte a EL TIEMPO.
Los desafíos
Y es que la imagen de Evo se ha ido desgastando. Los escándalos de corrupción en el Fondo Indígena y las acusaciones en su contra por tráfico de influencias con su expareja Gabriela Zapata, actual gerente de la empresa China Camc, golpearon al Gobierno de una manera contundente.
Si los datos oficiales confirman que el no tuvo la mayoría de los votos, son varios mensajes los que recibirá el presidente Morales y los desafíos que tendrá que enfrentar. (Además: Evo Morales dice que ‘respetará’ resultados de referendo de reelección)
El primero es que “tendrá que gobernar sabiendo que hay un escenario de rechazo a la continuidad del régimen, lo cual es muy difícil para él”, señaló la analista política María Teresa Zegada, al agregar que a Evo todavía le quedan cuatro años en el poder, tiempo en el que hay expectativa para que cumpla con sus promesas electorales.
El segundo es que ahora Morales necesita recuperar su legitimidad, lo que seguramente lo llevará a “ajustar políticas redistributivas y de inversiones en Bolivia”.
Incluso existe el “riesgo de que utilice mecanismos coercitivos para neutralizar cualquier posibilidad de amenaza al régimen para las elecciones del 2019, como un proceso de persecución a líderes de opinión y a opositores”, afirmó Zegada. De hecho, el Presidente boliviano planteó este lunes la posibilidad de poner sobre la mesa el papel de las redes sociales que “tumban gobiernos” y que son usadas por la oposición. “Tal vez en el futuro va a ser importante debatir este asunto de las redes sociales; en algunos países con mala información tumban gobiernos, perjudican a su país si hay confrontación”, dijo Morales.
Con la victoria del no también surgiría un desafío dentro del MAS, un partido que agrupa a indigenistas y sindicalistas y que en los últimos años ha sufrido fuertes divisiones que han dejado varias disidencias.
“Vamos a ver una pelea dentro del MAS muy intensa por el liderazgo del partido y de la candidatura” para el 2019, aseguró Eduardo Gamarra, profesor de la Universidad Internacional de Florida.
Para la oposición se plantea el desafío de lograr unidad y encontrar un líder para las presidenciales del 2019. Ahora el reto es que el rechazo al gobierno de Morales que logró cohesionarla se mantenga.
Hay quienes ven en una eventual consolidación del no una oportunidad de oro para la democracia boliviana, pues “esos resultados no solo obligarían” al MAS a “renovarse” internamente para volver a seducir a los electores, como dice Zegada, sino que también se trataría del momento clave para que el Gobierno entienda que ha perdido fuerza y apoyo, y que la idea de su permanencia en el poder no goza de tanta popularidad, por ahora.
EL TIEMPO