Un evento como el Mobile World Congress, MWC, el certamen de tecnologÃa más importante, para mi gusto, del mundo, es una ocasión especial para tomarle el pulso a este sector en la región y en Colombia.
Más de 100 aviones privados visitan a Barcelona por estos dÃas, en una muestra de la relevancia del MWC. En nuestra órbita nacional, es también especial. Ver en una misma mesa, compartiendo, a congresistas, reguladores, representantes del MinTIC, presidentes de operadores, de empresas de tecnologÃa, dirigentes gremiales y reconocidos consultores, alrededor de lo que viene para esta industria, es alentador.
Asà a veces hayan desencuentros y procesos que los ubiquen en orillas distintas. Entiende uno, además, el nivel de representatividad que tiene Colombia en temas regulatorios y de TIC en Iberoamérica.
Páneles, conversatorios, conferencias y reuniones de alto nivel ocupan las agendas de los expertos, emprendedores, funcionarios y empresarios colombianos en Barcelona.
También se siente el ambiente de reto que tenemos en ciernes. El 2015 no fue un año fácil. El dólar ha minado la capacidad de compra de la gente; las activaciones de nuevas lÃneas, las ventas de celulares, de electrónica, el tráfico de personas en almacenes de cadena, los proyectos empresariales de inversión en TIC, todo, se ha resentido. Y el 2016 no se ve mejor en el corto plazo. Es el sentimiento generalizado.
Hay situaciones que podrÃan aliviar la situación. Por ejemplo, se deberÃa repensar el tema de las cláusulas de permanencia. Volver a un modelo en donde el ciudadano tenga la libertad de elegir si desea comprar de contado o subsidiado en su plan el celular.
Que las entidades eviten la usura, pero que la gente elija libremente. O dejar la eliminación del subsidio, pero castigar sin servicio al que no pague por el crédito de su teléfono. Hoy eso no pasa y la cartera de morosos que, campantes, siguen con su lÃnea, crece.
Atacar el contrabando de móviles se hace urgente. Celulares de menos de cinco dólares entran sin lÃos y se venden en locales a la vista de todos. Esto mina la confianza de las marcas legales y pone en las manos del ciudadano un producto defectuoso. Ojalá no veamos a ningún ‘Citi’ o ‘Ripley’ del sector TIC yéndose del paÃs pronto.
EL TIEMPO