La angustia y las alarmas que hace una semana prendieron algunos agentes del sector eléctrico por los graves efectos de la salida de servicio de la central hidroeléctrica de Guatapé, a raíz de un incendio que quemó 400 metros del cable que lleva la energía a la subestación, se materializaron con la decisión del Gobierno de anunciar la importación de electricidad desde Ecuador. (Lea también: Alto riesgo de apagón obliga al Gobierno a importar energía de Ecuador)
En total se importarán 7 gigavatios hora día de electricidad, luego de que Empresas Públicas de Medellín (EPM), la cual opera esta hidroeléctrica, confirmara que el restablecimiento de la generación se dará solo a partir de mayo, y únicamente con la activación de dos de las ocho unidades que componen la central, cuya capacidad de generación es de 140 megavatios.
De forma secuencial, según la compañía, irán entrando grupos de dos unidades en junio, agosto y septiembre.
“Es como perder a James en el momento que tenemos que jugar la final de un Mundial”, aseguró el ministro de Minas y Energía, Tomás González. El funcionario señaló que la medida se complementará con la generación plena por parte de las centrales térmicas, lo que indica que Termocandelaria y Termodorada, que no estaban generando, tendrán que entrar a respaldar el sistema.
Además, con la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg) se trabaja en un plan de ahorro voluntario para las horas de mayor demanda, pues, según el funcionario, en las actuales circunstancias el Sistema Interconectado Nacional (SIN) queda muy justo para abastecer en todo momento a los usuarios.
En otras palabras, según expertos, el sector eléctrico afronta una limitación de potencia, lo que incrementa el riesgo de interrupciones en el servicio en los periodos de mayor consumo, que son al mediodía y entre las 6 de la tarde y las 9 de la noche.
Por esta razón, explicaron, la Creg está corriendo para implementar un esquema de ahorro que permita “administrar la demanda”, lo que se traduce en una gran posibilidad de que haya algunas intermitencias y cortes de luz en dichas horas pico. (Además: Daño en central de Guatapé angustia al sector eléctrico)
Y es que tras la confirmación de EPM, sobre los tiempos que tomará restablecer la operación de la central de Guatapé, el nivel útil de los embalses (que sirve para generar energía) tuvo un descenso sustancial, pues mientras el reporte del 24 de febrero hablaba de un 44,8 por ciento, para el cierre de ayer se ubicó en el 31,43 por ciento.
Es decir, el agua de Guatapé, que representa el 28 por ciento de las reservas actuales, no se puede usar y además, aún no es claro, según el ministro González, el momento en que EPM habilite las compuertas para liberar agua hacia las centrales Playas y San Carlos, cuyo nivel se prevé que baje a un ritmo mayor en las próximas semanas.
Más riesgos
Pero, adicionalmente, otras fuentes del sector le explicaron a EL TIEMPO que otro de los riesgos que se afronta es el bajo nivel que tiene en este momento el embalse de la central hidroeléctrica El Guavio, que está en el 37,5 por ciento, según la firma XM.
Acá el punto tiene que ver con que, al llegar al 35 por ciento, este embalse no se puede utilizar de la misma manera, pues debe tener un nivel que garantice la prestación del servicio de agua a una parte de la demanda de Bogotá.
Este embalse ha sido uno de los que más se ha utilizado en lo que va del año, ya que a comienzos de enero su nivel superaba el 76 por ciento, lo que indica su importancia para la generación de energía y para el consumo humano.
Asimismo, según Alejandro Lucio, director de la firma Óptima Consultores y experto en el sector eléctrico, otra de las variables con las que habrá que lidiar son los mantenimientos programados de las centrales de generación térmica, los cuales no solo son recomendados por los fabricantes de las turbinas de las plantas, sino por la misma regulación de la Creg.
Es decir que algunas de estas centrales no podrán despachar toda su capacidad todos los días, ya que las garantías para sus máquinas están ligadas a que se hagan las respectivas paradas para dichas revisiones a su funcionamiento.
Estaba al límite
El experto agrega que tras las medidas de octubre del 2015 y el aumento en la intensidad del fenómeno de El Niño, el sector eléctrico quedó muy vulnerable y no soportaba ninguna falla, mucho menos una con la magnitud del daño en la hidroeléctrica Guatapé y sus implicaciones en otras dos centrales de generación.
“No podía fallar nada. Estábamos al límite desde que comenzaron los problemas con El Niño, la caída en el precio de escasez (valor máximo de remuneración por generar) y los problemas financieros de algunas empresas”, señaló.
Según la firma XM, en enero, el grupo de las centrales de Guatapé, Playas y San Carlos abasteció en promedio el 11,5 por ciento de la demanda diaria del país, equivalente a 21 gigavatios hora día, que es el déficit que ahora hay que entrar a cubrir con las medidas del Gobierno.
“Aunque íbamos muy bien, hubo un daño en la central hidroléctrica más importante del país. Esto es perder nuestro embalse más importante y le pone una presión y un estrés al sistema”, reconoció el ministro de Minas y Energía, Tomás González.
El impacto que tendría no contar con tres centrales
Según la firma Energy Advisors, al ser el evento de Guatapé un daño de gran envergadura, que tardará en repararse varias semanas, es otro nubarrón que se suma al fenómeno de El Niño y a las dificultades que afrontan las centrales térmicas.
Señala que con la salida de esta central dejan de estar disponibles 560 megavatios de capacidad, que equivalen a 13,4 gigavatios hora día, cifra que representa el 7,1 por ciento de la demanda total en un día hábil. Pero dado que Guatapé entrega el agua de los embalses de las hidroléctricas Playas y San Carlos, cuyas capacidades son de 207 megavatios y 1.240 megavatios, respectivamente, estas podrían verse en problemas para generar, pues dependen en buena medida de esta agua. La firma señala que la central Playas puede contribuir hasta con el 2,6 por ciento del total de la demanda de energía, mientras que San Carlos puede aportar hasta el 15,7 por ciento de los 190 gigavatios hora día que en promedio se consumen en Colombia.
Es decir, que el resto del sistema tendría que suplir hasta un 25,4 por ciento de su capacidad total mediante otras centrales de generación, como las térmicas y otras hidráulicas que ya vienen con niveles de embalse bajos y que ante este evento caerían mucho más rápido. “Hay voces que ya hablan de racionamientos de energía eléctrica y gas natural que se requeriría para poder soportar la operación continua y confiable de las plantas térmicas”, señaló.
Ayer, el presidente Juan Manuel Santos reiteró que el país está en pleno Niño y que la consigna de ahorrar agua y energía es ahora más importante que nunca, “sobre todo si esto de Guatapé afecta el suministro de energía”.
“Es un llamado que les hago a todos los colombianos”, dijo.
Usuarios no han asumido todo el costo
El año pasado, cuando el Gobierno tomó medidas de emergencia para evitar el colapso de las centrales térmicas, previó que los usuarios y la Nación asumirían un costo de 1,1 billones de pesos, a través de un incremento en las tarifas, entre 6 y 7 pesos por kilovatio hora.
Sin embargo, debido a que las centrales térmicas consiguieron más gas para generar y no utilizaron combustibles líquidos, este precio ha sido más bajo de lo previsto.
Según los datos de la firma Óptima Consultores, en diciembre la demanda solamente pagó 84 centavos de más en cada kilovatio hora, mientras que en enero el mayor valor que se pagó en facturas alcanzó los 1,3 pesos por cada kilovatio hora.
A pesar de esta situación, ahora que las plantas térmicas están en plena capacidad y la industria comienza a utilizar más gas del que consumió en la temporada vacacional, este costo puede notarse más en los próximos meses. Según la firma, la confianza del sistema en la generación térmica tiene un límite, en especial si se prolonga en el tiempo la operación a pérdida que actualmente soporta este tipo de generación.
EL TIEMPO