Cuatro de los hombres más temidos del ‘clan Úsuga’, y que hicieron parte de las Autodefensas, son los directos responsables del paro armado que desde hace tres días adelanta esa banda criminal en cuatro departamentos del país.
Se trata de Jobanis de Jesús Ávila Villadiego, alias Chiquito Malo; Aristides Meza, alias Indio, y otros dos ‘ex-paras’ conocidos con los alias de Carlos y Panadero. (Lea también ‘Nos vamos con todo contra el clan Úsuga: presidente Santos)
Estos hombres, que se mueven especialmente en la región del Urabá antioqueño y chocoano, y que según las autoridades se encargan de negocios de tráfico de droga, extorsión y minería ilegal, se desplazaron la semana pasada a Turbo (Antioquia), desde donde empezaron a coordinar toda la estrategia de amedrantamiento de la población y ataques a la Fuerza Pública.
Investigadores señalaron que incluso en las reuniones previas de las fichas de ‘Otoniel’, máximo jefe del ‘clan’, se ordenó usar las redes sociales para amenazar a la población y para difundir falsos atentados, como una forma para sembrar el terror de los habitantes de la región.
La Policía tiene información de que ‘Otoniel’ dio por radioteléfono la orden de adelantar el paro y que fue el ‘Indio’ el encargado de coordinar la estrategia criminal, labor que estaría realizando desde Turbo, uno de los grandes centros urbanos de la zona.
Meza, según las autoridades, eligió a las otras cabezas de la ‘bacrim’ para poner en marcha el plan, que inicialmente pretendía conmemorar los tres años de la muerte del ‘Negro Sarley’ (quien fuera el segundo de ‘Otoniel’), pero que terminó siendo una especie de reacción al abatimiento de John Durango, alias Guagua, quien era el ‘duro’ del narcotráfico de la banda y quien murió la semana pasada a manos de un francotirador de la Policía.
Por alias Indio hay una recompensa de 500 millones de pesos, y los informes de inteligencia señalan que maneja una red de casi 300 hombres que delinquen desde Apartadó en Antioquia hasta Montería (Córdoba). Su centro de operaciones es San Pedro de Urabá, en límites entre los dos departamentos, municipio donde tuvieron fastuosas haciendas los máximos jefes de las Autodefensas Unidas de Colombia, Carlos y Vicente Castaño.
Por ‘Chiquito Malo’, entre tanto, hay una recompensa de 110 millones de pesos. Las autoridades sostienen que los coordinadores del paro provienen, todos, de dos frentes de las Auc: el bloque ‘Élmer Cárdenas’ y el Mineros. Ellos, como su máximo jefe, ‘Otoniel’, y como los fundadores de la banda (‘don Mario’ y ‘Giovanni’) estuvieron en el proceso de paz con el gobierno de Álvaro Uribe, le hicieron trampa a la paz y volvieron a la vida criminal.
A diferencia de paros armados promovidos recientemente por el Eln, ‘los Úsuga’ lograron afectar los centros urbanos, incluso algunos de importancia, utilizando las mismas de extorsión que cada día o semanalmente ‘vacunan’ a comerciantes, ganaderos, mototaxistas y vendedores ambulantes.
De esta manera, las amenazas lograron su cometido de cerrar el comercio y afectar la movilidad. Además, arremetieron directamente contra civiles, en una acción que muestra hasta dónde representan una amenaza para la seguridad en el posconflicto.
El ‘clan’, además, está utilizando los servicios de bandas más pequeñas que están regadas por todo el noroccidente del país y que o les venden sus servicios o han sido reclutadas a la fuerza. De esa manera, logran un impacto de extensión de poder territorial que en realidad no tienen.
La banda, señalan las autoridades, son un grupo de ‘narcos purasangre’ que intenta venderse como organización política bajo el nombre de Autodefensas Gaitanistas, que usan desde el 2007.