El clásico que protagonizarán este sábado Barcelona y Real Madrid, a partir de la 1:30 p. m., en el Camp Nou, tiene todos los ingredientes que necesita un partidazo de talla mundial. El conjunto catalán es líder con 76 puntos, 10 más que su rival de turno, que es tercero. La clave del partido pasará por el buen momento de los tridentes de ambos conjuntos: la MSN (Messi, Suárez y Neymar) de los azulgrana y la BBC (Benzemá, Bale y Cristiano) de los blancos.
El clásico número 172 en la Liga llega en el último repecho del torneo con el Barça comandando la Liga y un Real Madrid que quiere jugarse la última opción que le queda para presionar al líder, aunque ambos saben su situación, que les obliga a estar pendientes de los partidos de cuartos de final de la Champions League, esa semana.
En el primer acto de los clásicos de este curso, el marcador arrojó un 0-4 en el Bernabéu, donde el Barcelona se mostró muy superior, aunque este tipo de partidos siempre están abiertos a cualquier resultado, como pudo pasar la temporada anterior en la Ciudad Condal, en la que el Real Madrid pudo haber firmado un resultado abultado en la primera parte, y fue el Barça el que se llevó el triunfo tras una segunda parte en la que pasó por encima de su rival.
En el Barça son baja Mathieu y Adriano, mientras que Iniesta se espera que entre en el equipo después de haber sido baja en Villarreal y con España, igual que Rakitic y Sergio Busquets, que al final también abandonaron sus selecciones por precaución.
Además, el conjunto de Luis Enrique Martínez espera que los viajes y partidos de los jugadores suramericanos no afecten el rendimiento de su preciado tesoro, como el es trío de adelante, donde Neymar, Messi y Luis Suárez, especialmente estos dos últimos se dieron un buen gusto con sus equipos nacionales. Tras el empate en Villarreal, donde sumó su partido n.° 39 seguido sin perder, el Barcelona está a uno de igualar la marca de 40 que el Nottingham Fores inglés firmó entre la temporada 1977-1978 y la 1978-1979.
Madrid, por el honor
Para el Real Madrid, el clásico es una oportunidad de recuperar la autoestima, de salvar el honor y sobre todo de ganar confianza para encarar el verdadero objetivo: la undécima Liga de Campeones.
Los diez puntos de desventaja con el Barcelona hacen que en el vestuario sean mayor las ganas de reivindicarse en un estadio como el Camp Nou, que la fe por iniciar una campaña de remontada liguera después de que públicamente se dio por perdida.
Asoma en el horizonte el Wolfsburgo y la ida de los cuartos de final de Liga de Campeones, competición en la que Zinedine Zidane ha marcado el gran reto. Será el primer clásico de Zizou, con las miradas puestas en su capacidad y en la apuesta que realizará.
Guarda grandes recuerdos del Camp Nou. Allí marcó en semifinales de la Champions y lanzó al Real Madrid a la final de Glasgow en su primer triunfo, tras nueve años sin victoria blanca en casa de su eterno enemigo. La segunda que conquistó en cinco duelos repartió dos asistencias para el triunfo liguero del conjunto madridista tras dos décadas sin conseguirlo en la competición doméstica. Dos empates y una sola derrota completan su historia.
Comienza a escribirse como técnico, prometiendo mantener el estilo de su Real Madrid, consciente de que en ocasiones habrá que replegase y buscar la velocidad de Bale y Cristiano Ronaldo, pero con el objetivo de tener protagonismo quitándole el balón a su rival. Tan solo cuenta con una baja, la de Raphael Varane, que regresó con una lesión de sóleo de la selección francesa. Descartó a Mateo Kovacic y Álvaro Arbeloa.
No parece que guarda un as en la manga, pues la figura de Casemiro se antoja fundamental en el centro del campo y la BBC es inamovible, por lo que el colombiano James Rodríguez no sería titular hoy. La única duda por despejar radica en el lateral derecho, donde Carvajal, con mayor descanso tras no ir con la selección española, pelea por el puesto con el brasileño Danilo.