La difícil situación que ha afrontado Ecuador en tiempos recientes y que sin tener en cuenta el terremoto del sábado ya hacía prever una caída de la economía del 4,5 por ciento en el 2016, podría acentuarse aún más, por lo que el presidente Rafael Correa se apresuró a anunciar un duro plan de aumento de impuestos para enfrentar la reconstrucción de las zonas afectadas.
La medida de mayor impacto, pues no tiene en cuenta ingresos ni estratos y por lo tanto cobija a todos los ecuatorianos, es el aumento del 14 al 16 por ciento del IVA durante un año, con lo que el Gobierno aspira a recaudar unos 800 millones de dólares hasta el fin de año y un poco más de 200 millones entre enero y abril del 2017.
En diálogo con EL TIEMPO, Víctor Hugo Albán, presidente del Colegio de Economistas de Pichincha, dijo que “el aumento del impuesto que más ha causado malestar entre la población es el del IVA, pues es regresivo, se aplica para todos y golpea especialmente a los de bajos ingresos”. Sin embargo, dijo que el impuesto a las utilidades, la contribución de quienes tengan patrimonios superiores a un millón de dólares o la contribución forzosa a quienes tengan salarios por encima de los 1.000 dólares “son complementarios y se ven como una ayuda”.
Hay que recordar que Correa también dijo que se aplicarán aportes obligatorios a sueldos de 1.000 dólares en adelante, consistentes en el descuento de un mes de salario por una sola vez para ese nivel salarial y de un día adicional, cada mes, por cada 1.000 dólares adicionales de sueldo.
Se obligará a pagar una contribución, por una sola vez, del 3 por ciento sobre las utilidades a las empresas; una contribución por una sola vez del 0,9 por ciento a las personas naturales con un patrimonio mayor a un millón de dólares; se contempla vender algunos activos del Estado y también se estudia emitir bonos de deuda.
Adicionalmente, y teniendo en cuenta que desde hace un mes se adelanta el trámite de una reforma tributaria en la Asamblea Nacional (Congreso),Correa dijo que se aumentarán los impuestos a la cerveza y los cigarrillos.
Pero dentro de la sociedad ecuatoriana también hay voces críticas de la forma como el gobierno ha aprovechado para salir a buscar recursos, que aunque necesarios para la reconstrucción no se podría garantizar su destinación.
El exministro ecuatoriano de Economía Mauricio Pozo le dijo a este diario que “el gobierno afronta la crisis desde el punto de vista impositivo de una manera poco eficiente, pues no tuvo en consideración que la recaudación venía cayendo por la crisis y además no hay compromisos para reducir el gasto estatal”. En cambio, “se anuncia la venta de activos estatales, pero no se dice cuáles”.
Sin embargo, añadió, Ecuador sí requiere una inyección fresca de recursos, así como controles en la destinación de estos, pues considera que “hay desconfianza en la utilización de los recursos porque ha habido mal uso en la destinación para otros propósitos”.
El economista recordó que el país no ahorró nada de la bonanza petrolera de los últimos años y, en cambio, se intentó “construir una refinería de 12.000 millones de dólares, en la que se gastaron 1.200 millones para los terrenos que hoy están abandonados. Eso sin contar con la falta de información acerca de los contratos petroleros con China, al igual que de los balances del banco central desde cuando el país se dolarizó en el año 2000”.
Albán añade que, pese al rechazo expresado en el pasado por el presidente Correa a organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el país podría tener que volver a pedir su ayuda, como ya lo dejó entrever el mandatario.