Esta semana ocurrieron cosas extraordinarias en Cuba, especialmente en La Habana. Después de más de 50 años, un crucero estadounidense volvió a arribar a la isla con 700 pasajeros, de los cuales 300 eran cubanos radicados en Estados Unidos. La llegada del buque gigante Adonia, de la naviera estadounidense Carnival, le dio la vuelta al mundo apenas semanas después de otro episodio histórico: la visita de Barack Obama a la isla, entre el 20 y 22 de marzo. Tras su partida, los Rolling Stones ofrecieron un concierto memorable.
Entre otras noticias, esta semana el famosísimo Vin Diesel y otros actores de Hollywood se tomaron las calles de la capital cubana para grabar la octava película de la saga Rápidos y furiosos. El emblemático paseo del Prado, uno de los lugares más bellos y concurridos de las capital cubana, fue convertido en en la que se presentó la nueva colección de la casa de modas francesa Channel. También fue noticia la visita de la modelo estadounidense Kim Kardashian.
Al salir del Museo del Ron, en La Habana, una horda de turistas se le abalanzó para tomarle fotos; mientras ella, con su hija en los brazos y en compañía de su esposo, su hermana menor y custodiada por un racimo de guardaespaldas gigantescos, intentaba subirse a un almendrón rosado rechinante de los años 50.
Los almendrones son esos carros viejos que sobreviven en Cuba –precisamente traídos de Estados Unidos– y que son una de las postales más famosas de la isla. Estos vehículos fascinan a los turistas y son una muestra real de que este país caribeño se detuvo, desde hace décadas, en el tiempo, en gran parte por el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos a la isla.
“¿Y esa quién es?”, se preguntaba el guardia del museo. Ni él ni la mayoría de los cubanos presentes sabían quién era esa tal Kim Kardashian. No tenían ni idea de que es una estrella de los realities y una celebridad en las redes sociales, ese mundo digital que la mayoría de los cubanos no conoce; este país está apenas entrando a la era del internet, por lo cual el acceso es limitadísimo y muy costoso. Una tarjeta de una hora de conexión cuesta cerca de tres dólares. Y hay que decirlo: el servicio es malo y lento. En Cuba, muchos ya son dueños de teléfonos inteligentes, pero no tienen datos para conectarse a internet, a menos que sea con tarjeta. Así que, sin datos, son pocos los que pueden ver las fotos de la Kardashian en Instagram.
“Los smartphones nos sirven para los jueguitos”, dice un joven ingeniero cubano de 25 años que hace una larga fila para comprar una tarjeta de internet de cinco horas a cambio de diez CUC, la moneda local, que equivalen a cerca de diez dólares americanos. Su sueldo mensual, superior al promedio, es de cien CUC.
¿Qué está pasando en Cuba? ¿Por qué, ahora, todos quieren venir a Cuba? La respuesta podría resumirse así: el efecto del inicio del restablecimiento de las relaciones entre Estados Unidos y la mayor de las Antillas, tras más de 50 años de una enemistad que parecía no tener fin. En resumen: un país capitalista enfrentado a un país comunista.
Y eso que es solo el inicio. Imagínense lo que podría pasar si el Congreso estadounidense aprueba el desbloqueo financiero propuesto por el presidente Barack Obama, tras el histórico anuncio del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos países, el 17 diciembre del 2014.
Obama, que se ha ganado el cariño de gran parte del pueblo cubano y quien visitó la isla en marzo, dijo: “Estados Unidos quiere ser un socio que les haga la vida un poco más fácil, más libre y próspera a los cubanos”.
En las calles, entre las postales más vendidas, al lado de fotos legendarias de Fidel Castro y el Che Guevara, sobresale una en la que el mandatario norteamericano aparece oliendo un puro habanero con un gesto de placer.
Esta semana, en La Habana, también se llevó a cabo la 36.ª edición de la Feria Internacional de Turismo FitCuba, que congregó a cientos de empresarios, operadores turísticos y periodistas de todo el mundo. Sobre todo de Canadá, el invitado de honor, aliado desde hace décadas y el mayor generador de turistas hacia la isla.
El ministro cubano de Turismo, Manuel Marrero, entregó un balance muy positivo y esperanzador del auge turístico que está viviendo el país a partir de la puesta en marcha de la ley de inversión extranjera del 2014 y, por supuesto, tras el apretón de manos entre Obama y Raúl Castro bajo la bendición y buenas gestiones del papa Francisco.
Y entregó cifras contundentes. En el 2015, la isla recibió 3,5 millones de visitantes internacionales, un abrumador 17 por ciento más que en el 2014.Abrumador porque mientras en el mundo el turismo crece anualmente un cuatro por ciento, según la Organización Mundial del Turismo, aquí es de dos dígitos. Y este año podría ascender a los cuatro millones.