Versión periodística del texto Un jardín botánico para mitigar y adaptarnos al cambio climático, escrito por Alejandra León Ciro y Yaír Cristina Colorado López, con la colaboración de: Esteban Álvarez, Juan Esteban Calle, Isabel Matute, Lorena Arias, Vanesa Fernández, Lina Pérez y equipo de Agricultura Urbana. Jardín Botánico de Medellín (JBMED).
La variación cada vez más extrema de las lluvias y el incremento en la temperatura a escala global es la evidencia tangible de que el cambio climático es una realidad. Medellín y el valle de Aburrá ya afrontan sus consecuencias: en las últimas tres décadas el incremento en la temperatura del aire ha sido de 0,25 grados centígrados, un promedio dos veces superior que el global y nacional; lo que explica que los incendios forestales sean cada vez más frecuentes en áreas rurales, como lo evidencian los reportes de los últimos meses para Medellín.
El cambio climático es considerado una de las mayores amenazas medioambientales en el mundo por sus consecuencias negativas para los seres vivos; pero también afecta a la industria y la economía en todas las escalas de lo local a lo global. Para afrontarlo, los científicos del Jardín Botánico Joaquín Antonio Uribe de Medellín trabajan en su mitigación y adaptación, articulando para ello la investigación y la educación.
En la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, este fenómeno es definido como “un cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos comparables”. Para contrarrestar sus efectos, se requiere fortalecer la investigación y la educación ciudadana.
Conscientes de ese reto, desde hace varios años los integrantes del grupo de investigación en Servicios Ecosistémicos y Cambio Climático (SECC) del Jardín Botánico trabajan en ello. Uno de sus estudios fundamentales es sobre el papel que desempeñan los bosques tropicales en las emisiones de CO2, el principal gas efecto invernadero. Según sus declaraciones, “los bosques tropicales almacenan una porción importante del carbono a escala global y su conservación es un componente fundamental de los esfuerzos globales por mitigar el cambio climático”. Su objetivo es analizar la composición, estructura y dinámica de crecimiento de la vegetación para entender el efecto del clima en el ciclo del carbono de los bosques y de otros ecosistemas del país como los páramos, en procura de entender el impacto de las actividades humanas y buscar soluciones para evitar su degradación.
En procura de ese objetivo, el grupo SECC, en colaboración con investigadores de otras 10 universidades nacionales, lograron construir la mayor base de datos que existe en Antioquia y en Colombia sobre estructura y diversidad de los bosques nativos. La información que arrojó esta investigación ha sido útil para varios propósitos. Por ejemplo, se contribuyó para que el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia (Ideam) desarrollará las primeras estimaciones y mapas de carbono forestal a escala del país en el 2010; un ejercicio similar se pudo hacer para Antioquia en el 2014.