El 26 de abril de 1999, ‘The New York Times’ publicó: “En una mañana lo suficientemente fría para ver su aliento, el artista Spencer Tunick (32) fue arrestado y su cámara confiscada a las 6:15 de la mañana en la calle 47 con séptima avenida”. En aquel entonces, convocó a unas 150 personas a posar desnudas en Times Square y fue acusado por no tener los permisos apropiados para hacer una actividad de este tipo.
A partir de ese momento, la escena se repitió al menos en cinco ocasiones, según cuenta el artista, que por aquella época tenía apenas 32 años.
Hoy, cercano a los 50 (nació en 1967), puede ufanarse de haber convocado a cientos de miles de personas en ciudades como Caracas, Ciudad de México, Londres, Barcelona, San Sebastián, Santiago de Chile, São Paulo, Helsinski o Melbourne, y de haber creado instalaciones humanas en más de 90 ocasiones.
El turno le llegó a Bogotá y este domingo se espera que las miles de personas que se inscribieron para hacer parte de este evento artístico lleguen a la plaza de Bolívar para que Tunick les tome seis fotos. En estas imágenes, el espacio se convierte en un marco, como si fuese el de un lienzo, y el cuerpo humano se despoja de toda la carga simbólica, integrándose en un gran paisaje orgánico.
El artista está acostumbrado a escuchar preguntas del tipo: “¿Y qué pasa si la gente se arrepiente?” o “Por qué se desnudaría usted?”. Ineludiblemente, el hecho de ver en un mismo espacio a miles de personas que no se conocen y que están desnudas produce curiosidad. Aunque se conozcan algunos detalles de cómo es la dinámica, a la hora del té todo puede suceder: el clima puede cambiar, no se sabe cuánta gente llegará, etc.
Porque si bien el mundo está saturado de imágenes de gente desnuda, son pocas las que agrupan a tanta gente. Eso, y las cuestiones culturales y sociales que varíen de país a país hacen que sea casi imposible que sus instalaciones pasen desapercibidas.
Ya han pasado más de 10 años desde que lo arrestaron por primera vez. Al recordar ese episodio suelta una sonrisa: “La Policía realmente no quiere arrestar a la gente que anda desnuda. Prefieren enfocarse en crímenes más duros. Los policías aman a la gente desnuda, son quienes están por encima de ellos los que no”, le dijo a EL TIEMPO el artista.
“En muchos lugares de Estados Unidos podrían arrestarme por esto. Así que vengo a Colombia a ser libre”, continúa.
Este hombre alto y de ojos claros nació en Middletown, una ciudad en el estado de Nueva York. Su interés por la fotografía proviene de su familia, pues tres generaciones ejercieron como fotógrafos publicitarios. Se le midió a hacer algo distinto con la cámara, y para ello se formó en el Emerson College (Boston) y en el Centro Internacional de Fotografía (ICP, por sus siglas en inglés), en Nueva York.
Aunque no es muy dado a entrar en detalle sobre cuáles son sus criterios para escoger las locaciones, si se analizan los espacios en los que ha tomado fotos se puede ver que son lugares en los que deben caber miles de personas o que tienen una carga histórica y simbólica.
Tal es el caso de la plaza de Bolívar. Al respecto, dice Tunick que no hay “ningún lugar en el que pudiera acomodar a tanta gente y que tenga la trascendencia que tiene la plaza de Bolívar”.
Ahora, no se trata solo de reunir a la gente y hacer que se quite la ropa. Hay veces en las cuales los voluntarios deben esperar durante horas mientras se adecúa el espacio, o el marco, como él lo llama. En todo caso, la sesión exige paciencia, como el hecho de dejar que pinten su cuerpo de la cabeza a los pies de rojo o de dorado, como lo hizo para la instalación que tuvo lugar en Múnich (Alemania) y con la cual The Bavarian State Opera inauguró el Festival de Ópera de Múnich en el 2012.