Los niños entre 5 y 11 años de edad de Bogotá son las víctimas más frecuentes de mordeduras causadas por perros. En esta población se registraron 3.493 casos en los diez últimos meses, según un estudio realizado por la Defensoría del Pueblo.
Las localidades del Distrito con más perros de razas peligrosas registrados son La Candelaria, Barrios Unidos, Fontibón, Teusaquillo, Chapinero, San Cristóbal, Engativá y Ciudad Bolívar, en ese orden. El informe señala que, en promedio, cada hora se registran dos ataques a personas causados por caninos.
Sin embargo, cabe destacar que los ataques registrados en el estudio no diferencian si fueron causados por razas potencialmente peligrosas o perros corrientes. “Esto sucede porque, cuando las personas que han sido atacadas se acercan a centros de salud, no saben qué raza de perro las mordió”, dijo William Suárez, defensor regional de Bogotá.
Ante esta situación, la misma entidad llamó la atención a las autoridades locales y las invitó para que realicen campañas de prevención y así evitar este tipo de ataques. “Todo perro, sin importar su tamaño, debe ir con correa. Uno sale a la ciclovía y ve cómo las personas hacen caso omiso a las normas, y las autoridades no hacen nada al respecto”, puntualizó Suárez.
Además, en el documento se dio a conocer que los centros de salud públicos de Bogotá que más casos de ataques de caninos atendieron (últimos 10 meses) fueron el hospital del Sur, con 2.718 registros; el hospital de Engativá, con 1.592 y el hospital Pablo VI de Bosa, con 740 ataques.
Por el lado de los centros asistenciales de la red privada, la Clínica de Occidente tiene el primer puesto, con 712 casos atendidos, seguida por la Cruz Roja Colombiana con 423 y la Clínica Colombia con 325.
La Ley 746 del 2002 regula la tenencia y registro de este tipo de animales. Entre las razas o sus cruces que son considerados potencialmente peligrosos están la pitbull, dóberman, fila brasilero, rottweiler y mastín napolitano, entre otras. También están en la lista los perros que presenten antecedentes de ataques a personas o a animales y los caninos adiestrados para ataque y defensa.
Uno de los temas que más preocupa a la institución es la precariedad de las sanciones que se les aplican a los dueños de estas mascotas. Según el informe, por no ponerle bozal a su perro fueron multadas 32 personas, apenas seis fueron sancionadas por no recoger los excrementos y tan solo una por no contar con el permiso para tener un perro peligroso.
En el estudio que realizó la Defensoría del Pueblo en el 2014, se encontró que las alcaldías locales habían impuesto un total de ocho sanciones en promedio al mes. En el último informe, la cifra se redujo y tan solo llega a 4,2 multas en igual periodo. Para la realización de esta investigación, la Defensoría del Pueblo hizo requerimientos a las 20 alcaldías locales de Bogotá, a los 22 hospitales de la red pública y a las 10 clínicas privadas del Distrito.
Finalmente, la Defensoría del Pueblo invitó a los dueños de perros peligrosos a “acatar la normatividad y asumir su rol de amos desde una perspectiva de mayor respeto por los derechos de los demás”, y a la Policía Metropolitana a fortalecer los controles en las calles con este tipo de mascotas.
Animalistas, alarmados
No todos están de acuerdo con el informe de la Defensoría. Tal es el caso de Giovanna Caballero, quien tiene una fundación que recibe perros callejeros, algunos de ellos considerados peligrosos según la Ley 746 de 2002.
“Para mí estos perros no son potencialmente peligrosos, son potencialmente amorosos. Y el estudio de la Defensoría lo que hace es aumentar la discriminación y el abandono de los animales”, dijo Caballero.
Otra inconformidad por parte de los animalistas es que el estudio, al no hacer una diferenciación entre los casos de mordeduras provocadas por perros potencialmente peligrosos y los que no lo son, termina estigmatizando tanto al dueño como a la mascota, sin importar de cuál raza sea.
“El estudio fue dado a la ligera. Además, cabe recordar que en cualquier caso de ataque, el responsable no es el perro, es el dueño”, afirmó Caballero.
Algo similar opina Natalia Parra, reconocida activista ambiental y defensora de animales, quien afirmó: “Cuando se estigmatiza a una raza, es más fácil que las personas opten por abandonar el perro, lo que termina siendo contraproducente porque los perros callejeros son más difíciles de controlar”.
Entre tanto, la Defensoría del Pueblo recomienda a los dueños de los caninos que son considerados peligrosos registrar a sus mascotas en la alcaldía local donde residan, para poder llevar un control más estricto de su comportamiento.
BOGOTÁ