La ya caldeada disputa por la presidencia de Estados Unidos subió de temperatura el lunes luego de que varios medios, citando a fuentes del Gobierno, sugirieron que la Rusia de Vladimir Putin estaría “metiendo sus manos” para influir la carrera en favor del candidato republicano Donald Trump.
La acusación, que de comprobarse sería todo un escándalo con impredecibles ramificaciones, surgió luego de que WikiLeaks filtró este fin de semana una serie de correos electrónicos en los que parece quedar demostrado que el Comité Nacional Demócrata (el brazo institucional de esta colectividad) realizó maniobras para tratar de beneficiar a la candidata Hillary Clinton durante el proceso de elecciones internas que realizó el partido.
Esos correos ya le costaron la cabeza a la presidenta del DNC (la sigla en inglés de este Comité), Debbie Wasserman, y amenazan con descarrilar la Convención Nacional Demócrata que se instaló el lunes en Filadelfia.
Wasserman, que dejará su cargo el jueves una vez culmine la convención, fue abucheada por los mismos miembros del partido cuando intentó dirigirse a ellos durante uno de los eventos previstos para el día. De acuerdo con prestigiosos medios como CNN, el Washington Post y el New York Times, la investigación preliminar que adelanta el FBI sobre la filtración señala como responsables a dos grupos de hackers que en el pasado han suministrado información al Gobierno de Rusia.
En el caso de la DNC, WikiLeaks publicó casi 20.000 correos electrónicos de personas que trabajan para el comité, incluyendo a la presidenta.
“Sabemos que están atacando a este sector de una manera bastante agresiva. Tienen como blanco a candidatos, campañas y hasta centros de pensamiento en Washington”, le dijo a la CNN James Trainer, jefe de la división contra el cibercrimen en el FBI. (Además: Trump aventaja a Clinton por tres puntos en nueva encuesta en EE. UU.)
Luego, en un comunicado público, la agencia estadounidense dijo considerar que se trataba de un tema “muy delicado” que ya están investigando a fondo.
Taylor no quiso confirmar el ‘nexo ruso’, pero varios portavoces del Gobierno, hablando bajo anonimato, indicaron que existe una clara huella que apunta a Moscú y sus aparatos de inteligencia.
De hecho, sostienen, uno de los responsable del espionaje al DNC sería el mismo que penetró hace algunos meses computadores en la Casa Blanca y el Departamento de Estado. En ese caso también se menciona al Gobierno ruso como el beneficiario.
La DNC, por su parte, contrató a una firma especialista en ciberseguridad que les confirmó que venían siendo espiados desde hace casi un año por hackers rusos de conocidas relaciones con el Gobierno.
La campaña de Hillary Clinton fue aún más allá al insinuar que Trump estaría detrás de todo. De acuerdo con el jefe de esta campaña, Robby Mook, los cambios que se realizaron a la plataforma del partido que se aprobó durante la convención republicana de la semana pasada fueron claramente prorrusos.
“No creo que sea una coincidencia que se hayan revelado estos correos electrónicos justo la víspera de nuestra convención”, dijo Mook. Trump, por medio de su hijo Donald Jr., catalogó la insinuación de “rídícula” y la atribuyó a una cortina de humo con la que buscan esconder las vergonzosas maniobras que empleó el DNC para perjudicar al senador Bernie Sanders, principal rival de Clinton en las elecciones primarias.
Justificada o no, lo que sí es claro es la abierta simpatía que ha expresado Trump por el presidente de Rusia (dice que lo admira), al igual que posiciones políticas con las que Moscú concuerda, y efusivamente.
Entre ellas la promesa que hizo durante una entrevista la semana pasada con el New York Times en la que sostuvo que no defendería a miembro alguno de la Otán en caso de una agresión externa hasta que esta organización asuma el grueso del costo de sus operaciones.
En la práctica, las posiciones de Trump frente a la Otán posiblemente debilitarían a una institución que incomoda a Rusia y a la que siempre le han temido.
Y también es evidente que la revelación de los correos –recolectados a lo largo de todo un año– justo el fin de semana antes del inicio de la convención de los demócratas, tenía en mente un objetivo político.