En el mundo de los habitantes de calle hay una palabra clave con dos significados: terapia.
Uno es el carbón pegado a la pipa luego de fumar bazuco (basura de cocaína) y que se raspa para volverlo a fumar. Es decir, fumar la basura de la basura.
Pero la otra terapia es la que todos los días 450 servidores públicos hacen para seducirlos, conquistarlos y tratar de sacarlos de esa situación y llevarlos a alguno de los 34 albergues dispuestos para su atención.
En el punto más visible que concentraba hasta anoche el mayor número de habitantes de calle, carrera 30 con canal Los Comuneros, no era extraño que alguna de estas personas ‘terapiadas’ les dijera a cualquiera de los 60 servidores: “No me terapié (trabaje sicológocamente)”, “un qué terapia este man”.
El psicólogo Luis Fernando Linares, líder del equipo de articulación territorial de la subdirección para la adultez de la Secretaría de Integración Social (SDIS), dice que detrás de cada uno de ellos hay tantas historias como habitantes de calle en la ciudad. Y para cada uno hay que tener una terapia.
“Cada uno tiene una vivencia para contar. Y eso es lo que determinamos nosotros para saber cuál es el tipo de intervención. Ese es nuestro trabajo, insistir en las ofertas institucionales. Esa es la ‘terapia’ que les damos para convencerlos”, afirma el experto en este tipo de situaciones.
Fuentes oficiales le informaron a SERCOLOMBIANO que varios sujetos, al parecer utilizando a los propios habitantes de la calle, intimidaron este fin de semana a algunos de esos servidores con el fin de evitar que les hagan más ‘terapia’ y poder tenerlos sometidos bajo los efectos de los alucinógenos.
En este sentido, Linares dijo que más allá del riesgo, “este un trabajo que se hace con el corazón, con la voluntad y básicamente en pro de muchas personas, en su beneficio”.
Descartó que las amenazas sean de los habitantes de calle como tal porque con ellos “casi todas las relaciones son sólidas y de respeto”. Sin lugar a dudas, aclaró el profesional, “en estos espacios hay personas a las que les gusta que uno haga terapia”, precisó.
Todo parece indicar que las mafias quieren retomar el control como en el ‘Bronx’, pero esta administración dijo que “en Bogotá no vamos a tener zonas vedada para la autoridad”.
En lo corrido desde la llegada de los habitantes de la calle a la 30 con 6.ª, Integración Social ha realizado 536 ingresos. Y por su parte la Secretaría de Salud a través de la subred centro oriente ha valorado 29 personas de las cuales 6 fueron trasladadas a hospitales de la zona para su atención.
De igual manera 4 recibieron curaciones por lesiones, otras 4 fueron vacunadas y 15 más valoradas por sintomatologías que no ameritaron traslado.
Aunque mucha gente considera que la atención a los habitantes de la calle es un tiempo perdido, el psicólogo Linares advierte que este tema le puede pasar a cualquiera de la familia.
“Siempre hay posibilidad, siempre que exista la voluntad y las oportunidades que son las que brindamos nosotros, habrá una esperanza”, señala Linares.
Pero hay otra ‘terapia’ que los servidores del Distrito tienen que enfrentar: la de los ciudadanos de buen corazón.
En este sentido, la Administración Distrital solicitó que no se regale ni comida, ni bebida, ni ropa a las personas en situación de indigencia porque esto lo que hace es generar espacios de permanencia.
El psicólogo Linares también se sumó a este llamado. El experto afirma que cuando se entrega comida, no se dignifica a la persona, se desestimula el trabajo y además lo que genera es la permanencia de los habitantes de la calle en estos lugares.
“Eso no es una oferta real cuando lo que muchos de ellos lo que quieren es salir de esa situación”.
Policía recuperó la calle 6.ª con 30
Hacia las 8 de la noche, las autoridades de la Policía Metropolitana de Bogotá comenzaron a retomar el control de la zona baja del anillo vial de la carrera 30 con calle 6.ª, que estaba en poder de más de 200 habitantes de la calle.
La decisión se tomó luego de las amenazas contra servidores públicos de las diferentes entidades que realizan la oferta social para su rehabilitación.
El subsecretario de Seguridad y Convivencia, Daniel Mejía, le confirmó a SERCOLOMBIANO que este domingo, a las 4:30 de la tarde, varios sujetos no les permitieron la entrada a los funcionarios, que fueron intimidados y amenazados, según la fuente. Además en la zona ya se habían formando cambuches y comenzado a consolidar las taquillas, casetas para la venta de droga.
Al parecer en la noche del domingo, cuando los habitantes de la calle sintieron la presencia de los uniformados, muchos de ellos prefirieron salir a deambular por las calles.
Otros tomaron la decisión de subirse a las camionetas y coger rumbo a alguno de los 34 albergues que tiene el Distrito para la atención de esta población.
De otro lado, ayer tanto la Personería Distrital como el Distrito rechazaron la iniciativa de campamentos humanitarios por considerar que se podrían convertir en nuevos ‘Bronx’.