A dos meses del final de la campaña electoral en Estados Unidos, la carrera hacia la Casa Blanca dista mucho de estar decidida. Si hace apenas unas semanas la candidata demócrata Hillary Clinton aventajaba hasta en 12 puntos al republicano Donald Trump, este parece ganar tracción a medida que se aproxima la fecha final, logrando, incluso, cierta ventaja.
La última encuesta de intención de voto de CNN/ORC le otorga a Trump un 45% frente al 43% de Clinton entre votantes potenciales. Otros candidatos alternativos sacan puntuaciones muy alejadas de ambas, con un 7% para el libertario Gary Johnson y apenas un 2% para Jill Stein, del Partido Verde. La cifra se invierte si hablamos de votantes registrados: un 44% para Clinton frente a un 41% para Trump. Los datos son demasiado ajustados, sin embargo, como para poder considerar a ninguno de los dos como un claro favorito para acceder a la Casa Blanca.
A ambos candidatos les pesa la erosión pública de su figura: entre otras cosas, a Trump podría perjudicarle su defensa de Vladimir Putin y que se le asocie con los ataques informáticos al sistema electoral estadounidense, que las autoridades de EEUU atribuyen a ‘hackers’ rusos. A Clinton le pesa el escándalo de la brecha de seguridad en sus propios ’emails’, así como la filtración de correos de la Fundación del matrimonio Clinton, que sus detractores han utilizado para sugerir que Hillary podría haberse plegado a intereses privados a cambio de donaciones cuando estaba al frente del Departamento de Estado. Pero puesto todo ello sobre la mesa, parece que el odio a la candidata demócrata pesa más entre los votantes que las salidas de tono de Trump, que a estas alturas habrían acabado ya con cualquier otro candidato.
Eso no significa necesariamente que vaya a ganar Trump: otra encuesta publicada este martes por el diario ‘The Washington Post’ asegura que, de media, Clinton mantiene cuatro puntos de ventaja sobre su rival. Lejos de las cifras anteriores, pero suficientes para apuntalar una futura victoria. Y lo que es más importante: Hillary lidera en algunos estados clave, como Florida, Michigan o Wisconsin, e incluso en bastiones republicanos tradicionales como Texas. En cualquier caso, las próximas semanas hasta la cita electoral, el martes 8 de noviembre, serán decisivas.