Hubo desaciertos desde la misma conformación de la nómina titular al improvisar a un central como Éder Álvarez Balanta de lateral izquierdo; y la cadena de errores continuaron con los tardíos cambios de Pékerman y con la poca jerarquía mostrada por los jugadores llamados a liderar el equipo.
Después de la discreta actuación del equipo nacional ante Chile, el jueves pasado, el país futbolero pidió por unanimidad que Pékerman hiciera variantes, además de las obligadas de Yerry Mina y Óscar Murillo, por lesión y sanción, respectivamente.
Sus lugares fueron ocupados por Jeisson Murillo y Davinson Sánchez. Además apareció Éder Álvarez Balanta en el lateral izquierdo y en la mitad, Wílmar Barrios, Daniel Torres y Juan Guillermo Cuadrado. Adelante, el técnico puso a Falcao García.
Pintaba bien la cosa, pero a los nueve minutos Lionel Messi acabó con los planes colombianos con el 1-0, al cobrar perfectamente un tiro libre desde 20 metros, imposible para el arquero David Ospina.
Poco después, el 10 del Barcelona se inventó una jugada por el costado izquierdo y levantó un centro que Lucas Pratto mandó al fondo de la red.
Colombia, con los mismos problemas de generación de juego que en los partidos anteriores, intentó reaccionar, pero su fútbol apenas le alcanzó para evitar una goleada mayor, pues nunca puso en peligro la victoria de los albicelestes, que tomaron un nuevo aire con los tres puntos, sellados con el tercer gol de Ángel Di María, tras una habilitación de Messi y un gran error de Murillo.
Una vez más, la tricolor mostró muchas falencias en defensa, aunque las de anoche se podrían justificar porque los integrantes de la zaga nunca habían jugado juntos.
En la mitad, ni Barrios ni Torres aportaron y nuevamente fue Carlos Sánchez quien se batió como león contra todo mundo.
Juan Guillermo Cuadrado fue el que más intentó, pero sin mucha claridad, mientras que James Rodríguez ratificó que no pasa por un buen momento. Ansioso, impreciso y más dedicado a pelear que a jugar.
Falcao, como todos los delanteros de Colombia después del Mundial de Brasil, naufragó ante la falta de compañía y de pases para gol.
Todo eso sumado a la confusión reinante en el banquillo técnico, pues, como pocas veces, José Pékerman se notó desesperado e intranquilo. Sus variantes no dieron resultado y sus muchachos dejaron una imagen poco alentadora.
Pero así el fútbol no ilusione, las estadísticas permiten soñar con la clasificación. Aunque estaremos eliminados hasta marzo, probablemente el parón servirá para que muchos de los jugadores recuperen su nivel y el técnico organice sus ideas y replantee su estrategia.