A las 8:00 de la mañana y a las 2:00 de la tarde de este lunes está programada la inscripción de los comités de ciudadanos que recogerán firmas para impulsar la revocatoria del alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa. La propuesta se ha movido prácticamente desde que se supo que él había ganado las elecciones, y tomó forma a lo largo de 2016. Con el trámite ante la Registraduría comienza formalmente el proceso, en medio de un ambiente ciudadano que para nada favorece al mandatario: solo el 22 % de los habitantes de la ciudad aprueba su gestión.
Los movimientos que se inscriben este lunes tienen en común su rechazo a apuestas de Peñalosa como la venta de la ETB y de un porcentaje de la EEB, el cambio de metro subterráneo a elevado o la reforma a la administración del sector salud de Bogotá
El movimiento más visible hasta ahora se llama Revoquemos a Peñalosa, que empezó a forjarse desde noviembre de 2015, antes de que el alcalde se posesionara. Su vocero es Leonardo Puentes, que, como lo contó El Espectador en su momento, impulsó en el mandato pasado la campaña “Petro no se va”, que defendió al entonces alcalde de la revocatoria. Pero aunque él admite que en su momento defendió la permanencia en el cargo del anterior mandatario, no es petrista. “Es algo con lo que han intentado estigmatizarme”, se queja. “Conozco a Petro y me he reunido con él y con sus amigos así como lo he hecho con otros políticos”.
De ahí su énfasis en que han intentado conformar un movimiento ciudadano más que partidista: “Aquí ha caído gente de todos lados: hay verdes, progresistas, algunos liberales, animalistas sin partido, militantes del Partido Comunista”. Con el trabajo de Revoquemos a Peñalosa, de hecho, se conoció la empatía que tienen con la iniciativa movimientos como la Unión Patriótica, Marcha Patriótica y Progresistas. También, representantes a la Cámara por Bogotá como Ángela Robledo e Inti Asprilla, de la Alianza Verde, y Alirio Uribe (de la línea del senador Iván Cepeda) y Germán Navas Talero, del Polo Democrático. El senador Alexánder López, de ese partido, también se ha mostrado a favor.
El senador Armando Benedetti, del Partido de la U (colectividad que hace parte de la coalición peñalosista en el Concejo de Bogotá) también ha respaldado convocatorias de este grupo.
Otro movimiento que se puso en marcha recientemente se llama Unidos Revocamos a Peñalosa. Allí están dos sindicatos de la ETB (Sintrateléfonos y Atelca), así como la Asociación Distrital de Educadores (ADE), el gremio más fuerte de los profesores en Bogotá. El respaldo partidista aquí llega, sobre todo, por cuenta del MOIR, el sector del Polo que orienta el senador y precandidato presidencial Jorge Enrique Robledo, cuyo concejal en Bogotá es Manuel Sarmiento.
También se anuncia la inscripción de un movimiento llamado Bogotá Mejor sin Peñalosa, del político César Augusto González García, quien ha militado en el Polo y en el Partido Liberal.
En dos semanas la Registraduría deberá entregarles a los líderes de la iniciativa los formularios para que comiencen a recoger firmas. Tienen seis meses para presentar, al menos, el respaldo de un número de ciudadanos inscritos en el censo electoral de Bogotá equivalentes al 30 % de la votación que obtuvo Peñalosa cuando ganó las elecciones en octubre de 2015.
El alcalde fue elegido exactamente con 906.058 votos. Los promotores, entonces, deberán presentar en julio, mínimo, 271.818 firmas. Si la Registraduría se las valida, la ciudadanía será convocada a unas elecciones en las que deberá votar sí o no por la revocatoria del alcalde.
La Ley de participación ciudadana (1757 de 2015) establece que en las urnas deberá depositarse, como mínimo, el 40 % de los votos válidos registrados el día en que fue elegido Peñalosa. Eso es 1’092.229 personas, independientemente del sentido de su voto. El alcalde será revocado si vota a favor la mitad más uno: 546.116.