Este lunes en la Casa de Nariño se lleva a cabo la posesión de Fernando Carrillo como procurador general de la Nación, quien tiene por delante el reto de poner a andar una estrategia contra la corrupción y contribuir a los procesos que se vienen para la implementación de los acuerdos de paz con las Farc.
Carrillo reemplazará a Alejandro Ordóñez, cuya reelección fue anulada en septiembre pasado por el Consejo de Estado.
Este abogado bogotano de 54 años es egresado de la Universidad Javeriana y tiene una especialización en Ciencias Socioeconómicas de la misma institución, además de dos maestrías de la Universidad de Harvard: en Administración Pública y en Derecho y Finanzas Públicas.
El presidente Juan Manuel Santos se refirió al tema de la corrupción en momentos en que han salido a la luz escándalos con la empresa Odebrecht, que salpican a los gobiernos del expresidente Uribe y del propio Santos.
“La lucha contra la corrupción ha sido un objetivo de mi gobierno desde el primer día. Ahí están los hechos para respaldar estas palabras”, indicó Santos.
El mandatario, además, se refirió a la posibilidad de que algunos de sus familiares estuvieran vinculados a un escándalo de corrupción –una pelea que desde la semana pasada tiene con el expresidente Álvaro Uribe–.
“Puedo decir, sin temor a equivocarme, que ningún familiar mío ha hecho un solo negocio con el Gobierno o ha sugerido o estado envuelto en algún tipo de tráfico de influencias. Ninguno de mis hijos o hermanos, ni mi señora ni mis cuñados, ninguno ha tenido el más mínimo cuestionamiento“, indicó el mandatario
Y agregó: “¡Y qué bueno poder decir también que, hasta ahora, y espero que así sea hasta el final de mi segundo mandato, ninguno de mis altos funcionarios ha sido condenado o seriamente acusado de algún acto de corrupción!”.
Santos indicó que esta lucha contra la corrupción será “garantizada” por los jefes que están ahora al frente de los órganos de control de los funcionarios. Es decir, el nuevo fiscal general Néstor Humberto Martínez, el contralor Edgardo Maya y el nuevo procurador.
“En cuanto a usted, doctor Carrillo, que ha sido funcionario del BID, ministro de Justicia, ministro del Interior, director de la Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado y embajador en España, debe hacer también de la lucha contra la corrupción su máxima prioridad. Y qué bueno que así ya lo haya manifestado”, afirmó Carrillo.
Con el exministro liberal al frente de la Procuraduría General, es claro que comenzará una nueva era en el Ministerio Público. Anunció una guerra total contra la corrupción, apoyo al acuerdo de paz y creación de unidades de solución inmediata a problemas de derechos humanos.
“Hay que convertir la Procuraduría en un baluarte de lucha contra la corrupción”, dice, y llama la atención del sector privado sobre su participación en las campañas políticas. Propone que la financiación privada de esas campañas sea pública. Denuncia que “todo el Estado, en todos sus niveles, ha sido penetrado por la corrupción”.
Su segundo a bordo
Hasta este fin de semana aún se desconocía quién será el segundo en el Ministerio Público.
La metodología que escogió el nuevo procurador para elegirlo marca también de entrada las diferencias con los ocho años de su antecesor en el cargo.
En una decisión con pocos antecedentes en la administración pública colombiana, Carrillo optó porque una prestigiosa empresa de cazatalentos haga esa selección. La meritocracia también será usada para nombrar a por lo menos la mitad de los 34 procuradores delegados ante las cortes, que están entre los cargos más perseguidos de la institución.
Uno de los temas más polémicos de la administración de Ordóñez y del encargo por cuatro meses de la viceprocuradora Martha Isabel Castañeda fue el de las contrataciones a dedo.
Retos
La forma como el heredero de la silla de Ordóñez vea la negociación de paz podrá contribuir con el futuro del proceso de La Habana que hoy está en el limbo.
Corresponde entonces a la Procuraduría vigilar la transparencia de esta fase del proceso y que se respeten los derechos de los ciudadanos, en particular de los más vulnerables, en la implementación del acuerdo de paz con las Farc y también con el Eln, ahora que comienzan las negociaciones con ese grupo guerrillero.
La cara ultraconservadora que la Procuraduría proyectó en los últimos podrá dar un vuelco con la llegada de otro jefe a la entidad, que debería en todo caso, ser independiente de cualquier ideología a la hora de representar a los ciudadanos ante los tribunales.
Otro de los grandes retos del jefe del Ministerio Público será la lucha contra la corrupción, pues parte de su trabajo es implementar estrategias para prevenir que los funcionarios y las entidades públicas violen las normas y obtengan beneficios particulares en detrimento del Estado. También le corresponde sancionar a todos aquellos servidores públicos que cometan faltas disciplinarias en ejercicio de su cargo.
Aunque la propia elección del Procurador es un acto político y no meritocrático, el nuevo Procurador General tiene hoy, así mismo, la tarea de despolitizar esa entidad. Mostrar independencia, capacidad para investigar incluso a quienes participan en su designación y hacer un uso correcto de los cargos de libre nombramiento y remoción que tiene la Procuraduría.