Sábado, 23 de Noviembre del 2024
xb-prime


Trump busca levantar un dique que frene los daños de la trama rusa

Publicado el 29/05/17

Tras semanas de vaivenes, Donald Trump ha acabado admitiendo una realidad: la llamada trama rusa carcome el día a día de su Gobierno. El presidente estadounidense busca levantar un dique de contención. Sopesa contratar a un equipo especializado de abogados y de comunicación que se centre en gestionar las revelaciones de la investigación sobre los lazos de su entorno con Rusia. Las pesquisas del FBI crecen como amenaza para Trump porque llegan a su núcleo político y familiar: a Jared Kushner, su yerno y uno de sus principales asesores.

Trump volvió la noche del sábado a Washington tras nueve días en el extranjero. Querría que el debate político girase alrededor de su extenso viaje por Oriente Próximo y Europa. O sobre su agenda legislativa, como las reformas de los sistemas sanitario y fiscal. Pero el multimillonario neoyorquino ha comprobado que, con él fuera, las aguas no se han calmado en la capital estadounidense. Su cuarto mes como presidente sigue condicionado por la alargada sombra del Kremlin.

El republicano se fue al extranjero acechado por el inesperado nombramiento, sin su beneplácito, de un fiscal especial, el exdirector del FBI Robert Mueller. Lidera las pesquisas sobre si hubo coordinación entre el entorno del republicano y el ciberataque de Moscú contra el Partido Demócrata durante la campaña electoral y que buscaba ayudar a Trump a ganar las presidenciales.

A su regreso a EE UU, el debate solo ha arreciado tras revelar la prensa que Kushner está en el punto de mira del FBI por sus reuniones —entre la victoria electoral en noviembre y la investidura de Trump en enero— con el embajador ruso en Washington, Sergéi Kislyak. Según medios estadounidenses, Kushner le propuso al diplomático crear un canal secreto y seguro de comunicación entre el equipo del presidente electo y el Gobierno de Vladímir Putin.

Dicho canal nunca se abrió, pero alimenta las sospechas sobre los acalorados elogios de Trump a Putin y la opacidad que rodea los contactos del entorno del republicano con Kislyak, que es un quebradero de cabeza para la Casa Blanca.

Kushner, marido de Ivanka Trump y con una enorme influencia en el Gobierno, no ha hablado de la investigación del FBI que le afecta. El secretario de Interior Nacional, John Kelly, abordó este domingo la polémica. En una entrevista televisiva, describió como “buena cosa” cualquier intento de dialogar con un país rival. Pero la oposición demócrata ha encontrado un nuevo frente de ataque y pide que se revise la credencial de seguridad que tiene Kushner como alto cargo de la Casa Blanca.

En medio de la enésima crisis de su corta presidencia, Trump prepara el diseño del cortafuegos que aísle a su Administración del desgaste constante del reguero de informaciones relacionadas con la trama rusa. La Casa Blanca no ha hecho ningún anuncio oficial, pero la prensa norteamericana da por hecho que Mark Kasowitz, el abogado personal de Trump desde hace tiempo, ha sido contratado para formar un equipo legal que asesore al mandatario ante la investigación del fiscal especial.

En paralelo, Trump sopesa hacer cambios en su equipo de comunicación. Estudia crear un grupo de crisis que se centre solo en la gestión de las novedades de la investigación sobre los vínculos con Rusia. Los portavoces actuales perderían presencia pública, y el presidente aumentaría sus apariciones para cortejar a su base fiel de votantes y tratar de centrar el debate en su agenda política.

Son pasos similares a los que tomó Bill Clinton en los noventa durante la investigación por su affaire con Monica Lewinsky, que propició la apertura de un fallido proceso de impeachment contra el presidente demócrata.

Pero Trump es Trump. Es indomable. Sus propias bravatas, que encandilan a los suyos, han acentuado sus dificultades legales. Por ejemplo, sus amenazas y versiones contradictorias sobre por qué despidió hace tres semanas a James Comey como director del FBI fueron determinantes para la designación de un fiscal especial por parte del Departamento de Justicia.

Este domingo volvió a ponerlo de manifiesto. Tras una tregua durante su primera gira internacional, el mandatario recuperó sus mensajes incendiarios en Twitter. Disparó contra uno de sus enemigos favoritos: los medios de comunicación. Y fue imposible no leer entre líneas sobre Jared Kushner.

“Es mi opinión que muchas de las filtraciones que salen de la Casa Blanca son mentiras fabricadas por los medios de noticias falsas”, escribió Trump. “Cualquier ocasión en que vean las palabras “fuentes dicen” en los medios y no mencionan nombres, es muy posible que esas fuentes no existan y que sean inventadas por los autores de noticias falsas. Las noticias falsas son el enemigo”, añadió.

La realidad, sin embargo, es que la inmensa mayoría de las filtraciones publicadas hasta ahora han demostrado ser ciertas y han tenido consecuencias políticas. La revelación del contenido de sus reuniones secretas con el embajador ruso, antes de la toma de posesión, costaron a Michael Flynn el puesto de consejero de Seguridad Nacional de Trump y forzaron al fiscal general, Jeff Sessions, a inhibirse de supervisar la investigación del FBI. Ahora persiguen a Kushner.



Comments are closed.