El presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, salvó la noche del jueves el primer round de la vendetta política diseñada por la oposición fujimorista. En un mensaje a la nación de tres minutos de duración pasadas las diez de la noche, el mandatario afirmó que no piensa renunciar. “La corrupción sistémica pretende amenazar nuestro Gobierno y nuestra democracia. Compatriotas: no me voy a dejar amedrentar”, zanjó. Acompañado por los miembros de su gabinete y de algunos congresistas, PPK anunció que pedirá a la fiscalía que le levanté su secreto bancario. “No voy a abdicar ni a mi honor ni a mis valores ni a mis responsabilidades como presidente de todos los peruanos, Estoy dispuesto a defender mi verdad. Nos costó mucho recuperar esta democracia. No la volvamos a perder”, prosiguió.
Poco antes de medianoche, el presidente puso fin a la incertidumbre que el país vivió durante más de 24 horas. Mientras los líderes de cuatro partidos políticos endurecieron su posición hacia el presidente y le pidieron su renuncia, el jefe de Estado permaneció en silencio a lo largo del día. Después de que el miércoles el partido fujimorista Fuerza Popular difundiera el listado de pagos que el exbanquero recibió de la constructora brasileña Odebrecht durante cuatro años hace una década a través de una empresa unipersonal radicada en Estados Unidos. Kuczynski dijo que cuando la compañía realizó pagos a Westfield Capital entre 2003 y 2006, él no estaba a cargo de esa firma, dado que cumplía funciones como ministro del Gobierno de Alejandro Toledo (2001-2006).
Por la mañana, Daniel Salaverry, el portavoz de la bancada de Fuerza Popular anunció que la mayoría de partidos en la Junta de Portavoces del Congreso acordó esperar la renuncia de Kuczynski. “Ha tenido tiempo suficiente para evaluar su delicada situación y tomar esta decisión”, señaló. Los aliados del fujimorismo se sumaron a sus exigencias. Por ejemplo, Javier Velásquez, congresista del Partido Aprista Peruano. Este dirigente añadió que, si el jefe de Estado no entregaba su carta de renuncia, se sumarían a las iniciativas para pedir su destitución por incapacidad moral, una medida por la que se necesitan 87 votos en un Congreso de 130 escaños. El grupo parlamentario de izquierda Frente Amplio, con diez congresistas, fue el primero en informar de que demandaría la destitución. De cumplir su amenaza, los votos a favor de la destitución -del fujimorismo, el APRA, APP y el FA- sumarían 96