Patricia Aguilar, la española de 19 años que vivió un año y medio en Perú, captada con engaños por el falso líder de una secta, ha tomado un vuelo hacia España acompañada de su padre Alberto y su bebé de pocos meses. “Ella sola ha decidido volver a España”, comentó a EL PAÍS una fuente estatal.
La familia llegó al aeropuerto de Lima a las 7.45, hora local, y fue recibida por funcionarias del Ministerio de la Mujer, la Fiscalía Especializada de Trata de Personas, la Unidad de Asistencia a Víctimas y Testigos del Ministerio Público, y empleados del Consulado de España.
“Agradezco mucho el interés, pero ya una vez en España se dará comunicado. Solamente decir que (Patricia) está contenta de volver igual que yo y que pide respeto”, dijo el padre de la joven un par de horas antes de llegar al aeropuerto.
El electricista peruano Félix Steven Manrique, autodenominado Príncipe Gurdjieff y líder de la secta, es investigado por trata de personas con fines de explotación y permanece en prisión preventiva en el penal Castro en Lima. Conoció por Internet a Aguilar cuando ella tenía 16 años y atravesaba un momento difícil por la muerte de un tío cercano.
El 13 de julio, el 20° Juzgado Penal de Lima dispuso nueve meses de detención preventiva para Manrique tras la petición del Ministerio Público, y no solo enfrenta la investigación por el delito de trata, sino también por exposición al peligro y tocamientos indebidos de los menores que vivían con él y con las mujeres rescatadas.
El falso gurú ofrecía un supuesto apoyo emocional disfrazado de salvación a cambio de que las jóvenes se sumaran a una especie de harén y tuvieran sexo con él. También ofrecía a las chicas aumentar el busto y caderas mediante “métodos naturales”. Pero lo que ocurrió con Patricia y dos ciudadanas peruanas fue que ellas debían trabajar para mantenerlo, criar a los hijos que procreaban y encargarse de las tareas domésticas. Manrique solo se dedicaba a estar frente al ordenador, subiendo audios a YouTube e intentando embaucar a más jóvenes.
Aguilar fue rescatada por agentes de la Policía Nacional el pasado 4 de julio en una cabaña de un centro poblado en la selva central de Perú gracias a la determinación de su padre, quien buscó pruebas que ayudaran a la investigación policial, y viajó a Sudamérica para estar cerca de las pesquisas. La familia de la víctima informó en un comunicado el 25 de julio que Patricia y su padre se reunieron por primera vez, y agradecieron el trabajo del Ministerio de la Mujer, servicios sociales y psicólogos encargados del caso. “Desde un primer instante la conexión entre padre e hija fue muy buena, recibiéndose con un abrazo y conversando por largo tiempo”, añade el documento.
La familia explicó que la bebé de Patricia no fue atendida por un médico en el parto, no había sido inscrita en un registro civil, y ellos solo podían tramitarlo a finales de julio, “para continuar con los trámites oportunos” de viaje a España. Durante el mes y un par de días que Patricia permaneció en Lima, la mujer declaró a la Policía Nacional y a una Fiscalía especializada en trata de personas y se le practicaron pericias. El caso está en etapa de instrucción y la Fiscalía cuenta con información suficiente para continuar el trabajo.