El presidente brasileño Michel Temer ha decretado el uso de las Fuerzas Armadas en la frontera del país con Venezuela, para garantizar el orden entre las recientes tensiones provocadas por la crisis migratoria. “Es naturalmente para ofrecer seguridad a los ciudadanos brasileños y a los inmigantes venezolanos que huyen de su país en busca de refugio en Brasil”, ha añadido en una intervención televisada este martes y haciendo referencia a los casi 60.000 venezolanos que desde enero de 2017 han huido de su país pasando por la linde con el Estado de Roraíma.
El despliegue del Ejército es la medida más contudente del Gobierno de Temer desde el comienzo de la crisis hace poco más de una semana, cuando miles de ciudadanos de Roraíma atacaron un campamento de refugiados y expulsaron a 1.200 de ellos. Desde entonces, varios políticos de la región, que se encuentran haciendo campaña para su reelección en octubre, han ido empleando discursos más y más xenófobos y atacando al Gobierno por su actitud laxa ante lo que consideran una crisis de seguridad en toda regla para los habitantes del Estado.
Uno de esos políticos, el senador Romero Jucá, era hasta ayer uno de los más fieles y poderosos aliados de Temer: preside su agrupación, el Movimiento Democrático Brasileño y, hasta el lunes, tenía el puesto clave de representar a su Gobierno en el Senado. Pero ayer anunció que dimitía de ese último puesto en protesta por la gestión de la crisis de los inmigantes, lo que da buena muestra del tipo de presiones a las que están dispuestos a someter a Temer.
Según el decreto firmado hoy, las tropas deberán quedarse en las zonas norte y este de la fronteras, así como en las autopistas, las próximas dos semanas. Es menos de lo que habían pedido en el pasado Jucá y la gobernadora de Roraima, Suely Campos, que en momentos distintos llegaron hasta a exigir el cierre de la frontera. Pero sí es más de lo que ha hecho Temer hasta ahora. Es decir: decretar la “situación de vulnerabilidad” de Roraima en 2016 y previendo medidas “de asesitencia” a los venezolanos y trasladar a algunos cientos de ellos a otros Estados en la llamada Operación Acogida.
La postura oficial del Gobierno siempre ha sido contraria a cerrar la frontera, lo que supondría una violación del derecho internacional. Pero Temer había insinuado ya que veía en los militares una solución al problema. En una réplica a las muchas críticas de la gobernadora Suely Campos le sugirió que solicitase la intervención de las tropas.
El presdiente ha sido abiertamente crítico con el gobierno venezolano. “Brasil respeta la sobería de los estados, pero tenemos que recordar que solo es soberano un país que respeta y cuida de su pueblo”, ha dicho. También ha descrito la situación venezolana como “dramática”, un “desastre humanitario”