Sábado, 23 de Noviembre del 2024
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Descubren el segundo planeta más cercano al sistema solar

Publicado el 14/11/18

Un equipo de astrónomos liderado por expertos españoles ha descubierto el segundo exoplaneta más cercano a la Tierra. Se trata de un mundo helado que orbita la estrella de Barnard, una enana roja a seis años luz. Viajar hasta allí con vehículos espaciales llevaría más de 30.000 años, pero gracias a la nueva generación de telescopios que comenzará a funcionar en unos años este puede ser el primer exoplaneta cercano del que se consiga una imagen directa.

El astrónomo estadounidense Edward Emerson Barnard descubrió la enana roja que lleva su nombre en 1916. Este tipo de estrellas —pequeñas y tenues— son las más abundantes del universo. En los últimos años se ha demostrado que pueden albergar sistemas solares con hasta siete planetas terrestres.

Durante décadas se especuló con la posibilidad de que existiese al menos un planeta en Barnard. Para confirmarlo han hecho falta casi 800 mediciones de la luz del astro tomadas durante 20 años con siete telescopios terrestres, en especial Carmenes, en el Observatorio Calar Alto de Almería, que ha hecho un seguimiento continuo de la estrella.

“Este trabajo es como conocer a nuestro vecino de rellano, nos ayuda a pasar de las estimaciones estadísticas a un censo real de planetas cercanos al Sistema Solar”, explica Ignasi Ribas, astrónomo del Instituto de Ciencias del Espacio (IEEC-CSIC) y primer autor del estudio, que se publica este miércoles en Nature.

Un año en el recién descubierto Barnard b dura 233 días y su temperatura es de unos 170 grados bajo cero. El cuerpo está a menos de la mitad de distancia de su estrella que la Tierra, pero recibe un 98% menos energía porque el astro es pequeño e inactivo. El estudio ha determinado que cada vez que el exoplaneta completa una órbita, el astro sufre un vaivén de un metro por segundo, algo así como ver una persona andando muy despacio a más de 50 billones de kilómetros. Ese movimiento ha permitido calcular la masa mínima del planeta, equivalente a 3,2 veces nuestro planeta, lo que le convierte en una “supertierra” a medio camino entre un planeta rocoso y un gigante gaseoso como Júpiter. Hay pocos detalles sobre su composición. “Podría ser un miniNeptuno. Probablemente no es habitable, aunque se especula con la posibilidad de que cuerpos helados como Europa tengan océanos bajo el hielo en los que sí podría haber vida”, resalta Ribas.

El planeta de Barnard está lo suficientemente cerca de la Tierra como para que el telescopio espacial James Webb de la NASA o los nuevos gigantes terrestres como el E-ELT puedan tomar imágenes de este cuerpo y determinar si tiene atmósfera, lo que inaugurará una nueva era en observación planetaria. “Si hay una atmósfera estable, las posibilidades para la vida se disparan”, explica Guillem Anglada-Escudé, profesor de la Universidad Queen Mary de Londres y coautor del estudio. En 2016, este astrónomo fue uno de los descubridores de Próxima b, el exoplaneta más cercano a la Tierra a 4,5 años luz. Ahora coordina un proyecto para rastrear las otras enanas rojas más cercanas a la Tierra en busca de nuevos planetas. “Entre las primeras 12 esperamos que encontrar cinco o seis sistemas solares compactos, parecidos al de Próxima”, resalta el astrónomo.

“El descubrimiento de un planeta de estas características es un paso importante para el desarrollo de la ciencia de exoplanetas”, resalta Rodrigo Díaz, astrónomo de la Universidad de Buenos Aires (Argentina). Ahora, explica, “la detección tiene que ser confirmada, en primer lugar, por equipos independientes o con técnicas adicionales. Se trata de una detección al límite de las posibilidades actuales, y como tal, está sujeta a ser revisada”.



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