El fiscal general de Colombia, Néstor Humberto Martínez, ha afirmado este martes que tiene conocimiento de las reuniones que mantuvieron el senador opositor Gustavo Petro y el exdirector de la Agencia Nacional de Infraestructura Luis Fernando Andrade, en arresto domiciliario desde hace un año por cargos relacionados con el caso Odebrecht. Las afirmaciones, realizadas en el Senado, suponen un reconocimiento de que se realizaron seguimientos, de forma directa o indirecta, a los que ha calificado de conspiradores.
Martínez, fuertemente cuestionado por su actuación en la investigación de los sobornos millonarios que la constructora brasileña pagó a cambio de concesiones, ha acudido a un debate sobre la trama de corrupción celebrado en la Cámara Alta. Lo ha hecho para defender su integridad, aunque su intervención, de más de una hora, se convirtió en un ataque contra los líderes de las fuerzas opositoras, que piden su renuncia. Se ha dirigido concretamente a Petro, que fue el contrincante del presidente Iván Duque en las elecciones de junio, y al también senador Jorge Enrique Robledo, veterano dirigente del Polo Democrático.
“A ese episodio de la conspiración”, ha dicho en referencia a las grabaciones de un testigo clave del caso, Jorge Enrique Pizano, fallecido de infarto hace tres semanas, “se suman ahora con criterio de la oportunidad política mis contradictores”. “Viniendo del senador Robledo, ya todo saben lo que puedo esperar”, ha añadido. “Pero me sorprende del senador Petro, quien se reunió con Andrade, por cierto, para preparar esta investigación, según cuentan en todo el barrio de Rosales [en el norte de Bogotá]. En todo el barrio de Rosales cuentan que usted se reunió con Andrade, como parte de la conspiración de Andrade, dialogando con el senador Petro. Aaah Juntos, Andrade y Petro, que lo sepa el país en lo que andan”, ha asegurado Martínez hacia el final de su intervención.
Sus palabras han desatado una reacción instantánea de toda la oposición, que le acusa de servirse de seguimientos ilegales a políticos. El fiscal ha demostrado, además, tener el control de la situación y no se ha mostrado preocupado por las filtraciones a los medios de comunicación. Ha hablado de un “propósito sórdido, politiquero” y ha querido dejar claro: “Les notifico que no me dejaré constreñir, que ningún corrupto en Colombia desde su lugar de reclusión va a financiar programas que lleven al descrédito de la justicia en Colombia, no me dejaré atar para encubrir conductas de la corrupción”.
Martínez se ha visto obligado a defenderse en el Congreso porque las dudas sobre su pasado ponen en duda su idoneidad para estar al frente de la Fiscalía. Las conversaciones que mantuvo en agosto de 2015 con Jorge Enrique Pizano, el testigo principal del caso Odebrecht, demuestran que ya entonces estaba al tanto de las posibles irregularidades de la compañía. Los audios, difundidos por el informativo Noticias Uno, certifican que Pizano, auditor de uno de los proyectos en los que participó el gigante brasileño de la construcción, le trasladó sus sospechas y pese a eso no actuó.
En ese momento, Martínez era el abogado del Grupo Aval, conglomerado bancario que controla Corficolombiana, una firma de servicios financieros que intervino en la obra. Tomó las riendas de la Fiscalía en 2016 y a principios de 2017 se inhibió de la investigación. Esa decisión, no obstante, no impide que siga controlando todos los resortes de la institución encargada de esclarecer el caso. Mientras el Gobierno de Duque trata de mantenerse al margen de la polémica, este jueves la Corte Suprema tomará una decisión sobre la oportunidad de nombrar un fiscal ad hoc, con perfil independiente, para continuar con la instrucción. Esa petición se ha convertido en un clamor en Colombia.