El Fondo Monetario Internacional (FMI), dirigido por Christine Lagarde, elevó el pronóstico de crecimiento de la economía colombiana para este año. Según los cálculos del organismo, el PIB tendría un crecimiento de 3,5% en 2019, 0,2 puntos porcentuales por encima del pronóstico que realizó en enero.
El FMI destacó que la recuperación está ganando impulso pese a la desaceleración del crecimiento global, especialmente gracias a la demanda interna y a “la largamente esperada recuperación de la inversión empresarial como consecuencia del apoyo que siguen ofreciendo las políticas públicas”. Además, resaltó el impulso que le ha dado al consumo la política monetaria del Banco Central, la menor carga tributaria que se logrará tras la aprobación de la ley de financiamiento y un menor gasto fiscal.
El informe del FMI también muestra que la migración venezolana ha aumentado la demanda, especialmente de servicios, y espera que el crecimiento del crédito mejore de la mano con la mejora en la economía.
En el análisis de 11 puntos, el Fondo dice que es probable que los desequilibros externos afecten al déficit de la cuenta corriente (de 3,8% del PIB en 2018), pues la demanda interna ha impulsado las importaciones, pero las exportaciones no petroleras continúan siendo lentas. A pesar de esta realidad, el FMI asegura que la cuenta corriente se ha logrado financiar “con holgura”, gracias a la inversión extranjera directa y a los flujos de inversiones de portafolio de una base más diversificada.
Entre los temas tocados por el diagnóstico también está la migración venezolana, un ámbito en el que el FMI destaca la respuesta del Gobierno colombiano a la hora de recibir a los migrantes y asegura que, en el corto plazo, los costos fiscales representarán cerca de 0,5% del PIB. No obstante, manifiesta que “más allá de los costos de ajuste en el corto plazo, los recientes flujos migratorios deberán aumentar en el tiempo el potencial de crecimiento de Colombia”.
Sobre la regla fiscal, el Fondo asegura que si los costos fiscales relacionados con la migración son mayores, el Gobierno podría considerar su flexibilidad a través de la cláusula de escape bajo condiciones estrictas para salvaguardar el Marco Fiscal de Mediano Plazo.
Además, resalta que habrá mayores desafíos fiscales que requerirán medidas estructurales como un esfuerzo para elevar el recaudo tributario (por medio de una simplifcación tributaria o ampliación del IVA); mayor eficiencia en el gasto; y la unificación del presupuesto “para mejorar su consistencia y lograr una mayor integración de este con programas de mediano y largo plazo. Política Monetaria Acomodaticia y Acumulación de Reservas Adecuadas”.