Una amplia mayoría de la Cámara de los Comunes ha rechazado hoy el acuerdo del Brexit alcanzado entre el Gobierno británico y la Comisión Europea, lo que va a hacer prácticamente inevitable un aplazamiento del 29 de marzo como fecha para implementar la separación británica, si se quiere evitar un divorcio caótico.
Un total de 391 parlamentarios se manifestaron en contra del pacto tras el debate celebrado esta tarde, frente a apenas 242 que lo apoyaron. Los cambios de última hora al tratado del Brexit negociados entre la primera ministra Theresa May y el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, solo consiguieron limar algo el nivel de la derrota sufrida por el tratado de salida en enero, cuando la diferencia fue de 230 votos.
La clave del resultado fue el dictamen publicado esta mañana por Geoffrey Cox, abogado general del Estado, con su opinión sobre las nuevas “garantías” obtenidas ayer por May para evitar que Reino Unido quede atado de forma indefinida a la unión aduanera europea tras el Brexit, como fórmula para evitar la instauración de controles en la delicada frontera de Irlanda.
En su análisis del anexo al tratado del Brexit pactado por May con Juncker, el experto jurídico independiente del Gobierno considera que “el riesgo legal” de que Reino Unido no tenga una vía para salir de esa unión aduanera de forma unilateral, sin el beneplácito de la UE, “no ha cambiado”. Cox admite que las nuevas provisiones “reducen el riesgo” de que el país se mantenga de manera indefinida e involuntaria dentro de la estructura arancelaria de la UE, pero no lo elimina totalmente.
Aunque algunos diputados euroescépticos del Partido Conservador de May consideran que las modificaciones son suficientes y votaron a favor del acuerdo para asegurar la ejecución del Brexit, otros muchos se opusieron al entender que sigue existiendo el peligro de que Reino Unido quede atrapado para siempre en la unión aduanera y nunca pueda aplicar una política comercial independiente. Los representantes del Partido Unionista Irlandés también se pronunciaron en contra por su temor a que Irlanda del Norte quede en el futuro alineado a las normas del mercado común, mientras el resto del país se desmarca de ellas.
Los parlamentarios pro-europeos del Partido Laborista y otras formaciones también se opusieron al acuerdo, ya que opinan que sería mejor una relación más estrecha con la UE en el futuro que la prevista en el plan de May, o simplemente porque aspiran a un segundo referéndum que permita dar la vuelta al resultado.
Tras el rechazo del acuerdo, los próximos pasos en el proceso del Brexit son muy inciertos. Mañana, miércoles, está prevista otra votación en Westminster para comprobar si los parlamentarios prefieren ejecutar la salida el próximo 29 de marzo sin un pacto. Esta opción será derrotada casi con toda seguridad por el miedo a desatar el caos en la economía y los mercados. Los Comunes se pronunciarán entonces sobre la necesidad de prorrogar la negociación del Brexit, por un periodo de tres meses. La extensión del plazo previsto en el artículo 50 del Tratado Europeo debe ser autorizada por los otros 27 estados de la UE.
Si hay retraso, el asunto clave en Londres es quién gestionará los próximos pasos en este proceso. Existe la opción de que la primera ministra logre reponerse al segundo golpe contra su pacto y vuelva a Bruselas a buscar nuevos cambios al tratado. Sin embargo, Juncker ha avisado de que no debería haber otra renegociación del acuerdo. Michel Barnier, comisario europeo encargado del Brexit, avisó ayer de que sin acuerdo no habrá un periodo transitorio. El pacto contempla que no haya cambios en el acceso de Reino Unido al mercado común hasta diciembre de 2020.
Otra posibilidad es que una coalición de parlamentarios pro-europeos intente asumir las riendas del Brexit, planteando una salida más “blanda”, que permita a Reino Unido seguir dentro de la unión aduanera y el mercado común. Si esto es apoyado por una mayoría de los Comunes, May probablemente se vería forzada a dimitir al perder el control del proceso, llevando el país a unas elecciones anticipadas.
Los vaivenes en el proceso del Brexit provocaron fuertes fluctuaciones en la libra durante toda la jornada. La publicación del análisis legal de Cox provocaron descensos en la moneda británica de casi el 1,5% frente al euro y el dólar, deshaciendo lo ganado en las jornadas anteriores durante las negociaciones de May y Juncker. Luego, sin embargo, la esterlina recuperó algo de terreno, moderando sus pérdidas al 1%, ya que los inversores confían en que se confirme una extensión del Brexit que permita nuevas negociaciones para evitar un Brexit caótico.