Por años soñé con este momento, la primera palabra que dijo fue mi nombre”.
Así contó Omar Webair, un hombre de Emiratos Árabes Unidos de 31 años que cuando tenía 4 cuando fue víctima junto a su madre de un accidente de tránsito.
Ocurrió en 1991 y desde entonces Munira Abdulla, su madre, estuvo en coma.
En el accidente de tránsito, Munira Abdulla sufrió una lesión cerebral grave al chocar el auto en que viajaba con un autobús después de recoger a su hijo de la escuela.
Omar Webair estaba sentado en la parte trasera del vehículo con ella, pero terminó ileso porque su madre lo protegió en sus brazos justo antes del impacto.
La mujer, que en ese entonces tenía 32 años, quedó gravemente herida, pero tras años de tratamiento, el año pasado recuperó el conocimiento en un hospital alemán.
“Nunca la abandoné porque siempre tuve la sensación de que algún día se despertaría”, dijo el lunes Omar Webair al diario The National de Emiratos Árabes Unidos.
“La razón por la que compartí su historia es para decirle a la gente que no pierda la esperanza en sus seres queridos. No los consideren muertos cuando están en ese estado”, agregó.
“Mi madre estaba sentada conmigo en el asiento trasero. Cuando vio venir el choque, me abrazó para protegerme del golpe”.
Finalmente, Abdulla fue llevada al hospital en la ciudad de Al Ain, en Emiratos Árabes Unidos, en la frontera con Omán, y luego trasladada a Londres.
Allí, se declaró que estaba en un estado vegetativo, que no respondía a estímulos, pero que podía sentir el dolor, según informó el periódico.
Entonces la mujer fue enviada de regreso a Al Ain, donde vivía, y pasó por varias instituciones médicas de acuerdo con los requisitos del seguro.
Allí permaneció por algunos años, alimentada a través de un tubo mientras la mantenían con vida.
El detonante
Un año más tarde, Omar Webair se vio envuelto en una discusión en la habitación del hospital donde estaba internada su madre. Ese episodio pareció incitar a su madre a moverse.
“Hubo un malentendido en la habitación del hospital y ella sintió que yo estaba en riesgo, lo que le causó una conmoción”, describió Omar Webair.
“Ella estaba haciendo sonidos extraños y yo llamé a los médicos para que la examinaran, pero me dijeron que todo era normal”, agregó.
“Tres días después, me desperté con la voz de alguien que gritaba mi nombre”, recordó.
“¡Era ella! Ella llamaba mi nombre. Yo saltaba de alegría. Durante años soñé con este momento, la primera palabra que dijo fue mi nombre”.
Desde entonces, la mujer empezó a responder a varios estímulos. Ahora puede tener algunas conversaciones.
Regresó a Abu Dhabi, donde recibe fisioterapia y rehabilitación adicional, principalmente para mejorar su postura al sentarse y evitar que los músculos se contraigan, contó el hijo.
Un informe del mes pasado del hospital Mafraq, donde se encuentra internada, dice que la mujer “actualmente puede comunicarse de una manera muy razonable, especialmente en situaciones familiares”.
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