Ciudad de México ha activado este martes el plan de contingencia ambiental para hacer frente a los altos índices de contaminación, cuatro días después de que se dispararan las alarmas. La activación del plan refuerza las medidas de precaución para la ciudadanía, pero por ahora no limita la circulación de vehículos. El Gobierno de la capital ha recibido críticas por tardar en actuar y por no hacerlo con suficiente contundencia en una ciudad donde conviven diariamente más de 20 millones de personas.
El plan, que ya ha sido activado unas cinco veces en lo que va de año, se ha puesto en marcha tras superarse los 150 puntos en el índice de calidad del aire. Las medidas incluyen recomendaciones como evitar actividades al aire libre y, en el caso de grupos vulnerables, permanecer en casa. Además, se ordena la detención de los vehículos de transporte de materiales de construcción abiertos que no tengan lona de cobertura y la suspensión de las actividades de establecimientos que utilicen leña o carbón como combustible, entre otras normas.
Sin embargo, y a la espera de que se anuncien medidas adicionales esta tarde, hasta ahora no se han establecido límites a la circulación de vehículos por la ciudad – se estima que por su área metropolitana llegan a circular más de 11 millones de coches, ocho más que en 2004, según datos del Instituto Mexicano para la Competitividad-.
Algunas de las medidas ya estaban en pie desde el domingo, día en que se declaró una alerta ambiental tras dos días de incremento sostenido en los niveles de contaminación. La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, defendió el lunes la activación de la alerta pese a no haber llegado al límite necesario para poner en marcha el plan de contingencia. “Aun cuando no lleguemos a los 150 puntos, si sabemos que estamos cerca de llegar se tiene que emitir una alerta ambiental”, declaró.
El humo producido por una veintena de incendios en la ciudad y una treintena más en el Estado de México, la entidad que rodea la capital, junto con la ausencia de vientos, han hecho que el ambiente se volviera tóxico. Además, las temperaturas son las más altas de los últimos dos años, lo que incrementa la probabilidad de incendios. Con la activación del plan de contingencia, la capital se asoma de nuevo a una temporada de crisis y su Gobierno —liderado por primera vez por una científica y experta en temas ambientales— , a las dudas de expertos sobre su capacidad para hacer frente a una amenaza inminente a la salud pública.