Buenos Aires 18 MAY 2019
Cristina Fernández de Kirchner será candidata. Pero no a la presidencia de la República Argentina, sino a la vicepresidencia. Concurrirá detrás de Alberto Fernández, que fue jefe de gabinete durante el mandato de Néstor Kirchner y también, durante un año, bajo la propia Cristina Fernández. La expresidenta dejó atónita a toda la clase política, Gobierno incluido, con un anuncio tan inesperado como inusual. Por primera vez en la historia, fue la aspirante a la vicepresidencia quien anunció la candidatura de un aspirante a la jefatura del Estado, Alberto Fernández, callado por el momento.
Los argentinos despertaron el sábado con una sorpresa. A las nueve de la mañana, la expresidenta colgó en su cuenta de Twitter un discurso de casi 13 minutos, leído sobre un fondo de imágenes, para dar a conocer una decisión que nadie había imaginado ni como hipótesis descabellada: “Le he pedido a Alberto Fernández que encabece la fórmula que integraremos juntos, él como candidato a presidente y yo como candidata a vice, para participar en las próximas elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias, sí, las famosas PASO”.
Alberto Fernández rompió con Cristina Fernández en 2008 y desde entonces fue muy crítico con ella. “En el último mandato de Cristina es dificilísimo encontrar algo virtuoso”, dijo en 2015. La acusó de perder contacto con la realidad: “Llegó a decir que Alemania estaba peor que nosotros en materia de pobreza, sostuvo hasta el final que el cepo (control de cambios) no existía y que la inflación no importaba, eso es negación, una negación terca, por momentos absurda”. Pero cuando la expresidenta presentó su libro Sinceramente en La Rural, el pasado día 9, Alberto Fernández estuvo en primera fila, aplaudiendo.
Cristina Fernández admitió en su anuncio que con Alberto Fernández, “a quien conozco desde hace más de 20 años”, había “tenido diferencias”. “Es cierto”, siguió, “tan cierto como que fue jefe de gabinete de Néstor (Kirchner) durante toda su presidencia, y lo vi junto a él decidir, organizar, acordar y buscar siempre la mayor amplitud posible del gobierno”.
Llamó a los otros sectores del peronismo, y más allá, a formar una coalición amplia: “Se va a tratar de gobernar una Argentina otra vez en ruinas, con un pueblo otra vez empobrecido”, “en una situación de endeudamiento y empobrecimiento peor que la de 2001”. “Está claro, entonces, que la coalición que gobierne deberá ser más amplia que la que haya ganado las elecciones”.
La noticia dejó descolocada a la clase política. El peronismo federal, moderado, que tiene previsto reunirse la semana próxima en torno al recién reelegido gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, deberá decidir si mantiene su proyecto de “tercera vía” o se suma al proyecto Fernández-Fernández. Alberto Fernández estuvo junto a Sergio Massa, uno de los líderes renovadores, en las anteriores elecciones, y tiene más capacidad que Cristina Fernández para atraer a sectores no kirchneristas. Para algunos, la fórmula propuesta recuerda mucho a la de 1973, cuando el peronista Héctor Cámpora llegó a la presidencia con el general Juan Domingo Perón aún en el exilio madrileño. Aquella fórmula era “Cámpora a la presidencia, Perón al poder”. Ahora sería, según los críticos, “Fernández a la presidencia, Fernández al poder”.
La vicepresidencia de la República comporta la presidencia del Senado. No se trata de un puesto con poder ejecutivo. Pero ofrece el blindaje del aforamiento, potencialmente muy útil para una Cristina Fernández con numerosas causas judiciales abiertas. El próximo martes, la candidata a vicepresidenta se sentará por primera vez en el banquillo de los acusados en la apertura de un juicio por prevaricación en la concesión de obras públicas.