La guerra arancelaria que libran desde hace un año Estados Unidos y China va para largo. En pleno estancamiento de las negociaciones entre las dos potencias, el Fondo Monetario Internacional (FMI) salta a escena para advertir de que la confrontación afectará negativamente a consumidores y productores de ambos países. Y aunque el organismo no ve de momento un efecto para la economía global, anticipa que la escalada “puede poner en peligro” la recuperación que proyectó hace un mes para 2019.
“Los consumidores en EE UU y China son inequívocamente los perdedores de la tensión comercial”, afirman los economistas del FMI, utilizando como base los datos de la oficina estadística estadounidense. Asimismo contradice el argumento utilizando por el presidente Donald Trump para defender los aranceles: el organismo que encabeza Christine Lagarde asegura que los ingresos generados por la recaudación del impuesto aduanero fueron “soportados casi en su totalidad por los importadores estadounidenses”.
Trump, tanto en sus intervenciones públicas como en los mensajes que cuelga en las redes sociales, atribuyó la solidez del crecimiento económico al dinero que están generando los aranceles adicionales a China. El FMI insiste, sin embargo, en que “muchos de estos aranceles se están pasando al consumidor”. Cita como ejemplo el precio de las lavadoras. Otros importadores absorbieron parte de los costes reduciendo los márgenes de beneficio.
En función de la tendencia vista hasta ahora, el FMI anticipa que un nuevo incremento en los aranceles podrá elevar aún más los precios. El efecto en la inflación, en todo caso, será “pequeño” por lo que no sería un problema para la estrategia monetaria de la Reserva Federal, que tiene el proceso de normalización en pausa. Pero el estudio no descarta que el efecto en los precios sea mayor si los elevan los competidores.
El consumo privado representa dos terceras partes del crecimiento económico en EE UU. La Fed de Nueva York publicaba también este jueves un análisis en el que calcula el coste anual de los aranceles para los hogares de hasta 831 dólares. Eso, advierte, “podría crear una distorsión mayor en la economía”. Duplicaría así el impacto que estima provocó en 2018, cuando se activaron.
El Fondo ya dedicó un capítulo en su último informe de perspectivas económicas a analizar los efectos de la tensión comercial. El estudio indicaba que los principales perdedores serán sus dos protagonistas, porque la incertidumbre pega bocados a la confianza y fuerza a las empresas a replantearse sus planes de inversión. Eso, advierten sus economistas, podría comerse hasta seis décimas del crecimiento de EE UU y un punto y medio en China.
Reflejo en los datos
Washington aplica un impuesto aduanero del 25% a la mitad de los productos que importa de China, unos bienes valorados en un total de 250.000 millones de dólares. Y por orden del presidente Donald Trump está en marcha el proceso para extenderlos a los 300.000 millones restantes. El impacto de los anteriores aranceles y de la réplica china “ya es evidente en los datos de comercio”, afirma el FMI.
La economista jefa del FMI, Gita Gopinath, señala que “el impacto en la economía global es relativamente modesto”. Pero la última escalada, advierte, no solo puede afectar al sentimiento de los negocios y de los mercados. Puede provocar también una disrupción en la cadena de suministro global y en los intercambios de tecnología. Además, reitera que el déficit bilateral “permanece en general sin cambios”.
El FMI observa una redistribución de los flujos comerciales, que está beneficiando principalmente a México por su acuerdo comercial con EE UU. Los datos de la balanza comercial durante el primer trimestre muestran por primera vez que México es el principal socio comercial estadounidense, tras crecer los intercambios totales un 3%. Mientras, los chinos se redujeron un 14%.
“Las importaciones desde China cayeron de una forma bastante brusca en los tres grupos de productos en los que se impusieron aranceles”, añaden los economistas del FMI, en referencia a las tres rondas de aranceles que se activaron el pasado verano. También observa, fijándose en las fechas, cómo los importadores acumularon bienes antes de la entrada en vigor de los impuestos.
Sectores
El mismo efecto se observa del lado de las exportaciones de EE UU hacia China, que cayeron cuando se activaron las represalias. Por sectores, las variaciones se notan especialmente en los productos electrónicos, la manufactura, el equipamiento para transporte y el agrícola. Los productores más expuestos a la batalla arancelaria son también los que están sufriendo más volatilidad en Wall Street,
Una vez más, el FMI insiste en que los factores macroeconómicos desempeñan un papel mucho mayor que los aranceles al determinar la balanza comercial entre países. El informe publicado en abril ya apuntaba en esta dirección, y señalaba como factores clave la política fiscal, los ciclos de crédito, los subsidios o las políticas de cambio. En el caso de EE UU y China, estas fuerzas suponen el 95% del cambio en la balanza comercial.