Mauricio Macri ha dado una gran sorpresa. El hombre que lo acompañará como candidato a vicepresidente será un peronista. El presidente de Argentina ha anunciado este martes que el hombre elegido, tras semanas de negociaciones, es Miguel Ángel Pichetto, un senador de larga data que fue presidente del bloque kirchnerista en el Congreso durante la gestión de Cristina Fernández de Kirchner y que hoy integra lo que el macrismo llama “peronismo racional”. El anuncio formaliza la alianza de hecho que Macri mantenía con el peronismo no kirchnerista, un sector que garantizó la gobernabilidad durante los últimos tres años y medio en Argentina. En la cuneta ha quedado la Unión Cívica Radical (UCR), el partido centenario que forma parte de la alianza oficialista Cambiemos y que esperaba el sitio de vicepresidente para uno de los suyos.
“En las próximas elecciones decidiremos si queremos vivir en una república o volver a un autoritarismo populista (…) Necesitaremos construir acuerdos con mucha generosidad y patriotismo donde todos los argentinos que compartan estos valores aporten desde su lugar. Por todo esto quiero anunciarles que Miguel Ángel Pichetto me acompañará como candidato a vicepresidente de la Nación”, escribió Macri en su cuenta en Twitter.
Pichetto habló minutos después, desde el Senado. “El presidente es el hombre que tiene la autoridad y me ha honrado con esta invitación para que le acompañe. Inmediatamente le dije que sí, no ha habido duda. Vamos camino a ser una coalición política muy fuerte con la presencia de otros compañeros del peronismo que también van a acompañar esta propuesta”, dijo. El peronismo volverá al poder en Argentina, gane quien gane en las elecciones de octubre.
La apuesta del presidente ha sido arriesgada y sus resultados electorales están por verse. Pichetto es un hombre de gestión, una de las personas que mejor conoce el mundo de las negociaciones políticas, “la rosca”, como le dicen en Argentina. Apenas terminado el Gobierno de Fernández de Kirchner, Pichetto se alejó del kirchnerismo, a quien había servido como una fiel espada en el Senado. Desde entonces mantuvo una actitud de colaboración con el Gobierno, sumando los votos del peronismo no kirchnerista a los proyectos parlamentarios más importantes del Gobierno. “He sido siempre una oposición democrática, en contra de esos que pensaban que cuando peor es mejor”, dijo Pichetto, en alusión al kirchnerismo.
Desde el final del kirchnerismo, en diciembre de 2015, el refugio político de Pichetto fue Alternativa Federal, un sector del peronismo formado por gobernadores con poder en el interior del país, como el cordobés Juan Schiaretti y el salteño Juan Manuel Urtubey. Al frente de ese sector estaba Sergio Massa, ex jefe de ministro de Cristina Fernández de Kirchner. Massa recibió esta tarde a dirigentes y gobernadores peronistas y se esperaba el anuncio de su apoyo a la fórmula Alberto Fernández-Cristina Kirchner. Pero se ha hecho rogar.
Massa agradeció a los presentes y antes de retirarse pasó la vara al presidente del partido peronista, José Luis Ángel Gioja. “Hemos decidido convocar a todos los partidos políticos, incluida la UCR, para integrar este gran frente opositor que estamos formando y que vamos a terminar de formar el día de mañana”, dijo Gioja.
Sin tercera vía
La jugada del Ejecutivo dejó sin espacio político a las terceras alternativas electorales, como soñaba el peronismo no kirchnerista. Y sitúa en la boleta de octubre dos fórmulas dominadas por el partido que ha protagonizado la política argentina desde 1945. El impacto electoral sobre la candidatura de Macri, sin embargo, está por verse. Pichetto no es un hombre con votos propios, pero el presidente tomó nota de que al menos no espantará a los inversores y pasará el filtro del Fondo Monetario Internacional (FMI). La duda será qué efecto tendrá en el votante duro de Cambiemos, de perfil antiperonista.
Pichetto ha sido un aliado crítico de Macri. En septiembre pasado, durante una entrevista con EL PAÍS, fue duro con la gestión económica oficial, pero llamó a despejar el fantasma de que “gobierno no peronista no termina su mandato”. “Ha habido una subestimación del proceso económico-social heredado y la decisión de no abordar los problemas estructurales del país de una manera contundente durante los primeros seis meses”, dijo Pichetto. Y enseguida llamó a una gran coalición que aplique políticas de largo plazo.
La solución a la crisis, opinó, “pasa por la conducción, por afianzar al Presidente, por abrir niveles de diálogo hacia el interior de la coalición y hacia la oposición también. Desde el peronismo hemos elevado la voz diciendo que Argentina necesitaba y requería de grandes acuerdos nacionales, políticas de Estado”. Su candidatura a vicepresidente ha sido la consumación de esta estrategia.