Este domingo está previsto que comience en Estados Unidos una redada masiva para deportar a unos 2.000 indocumentados que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció el pasado junio y que terminó retrasándose, según informa hoy The New York Times. El diario cita a dos trabajadores y un extrabajador anónimos del equivalente al Ministerio del Interior estadounidense, que relatan cómo la policía de inmigración (ICE, por sus siglas en inglés) llevará a cabo operaciones en 10 ciudades a lo largo de varios días.
El objetivo son cerca de 2.000 personas que ya tienen una orden de deportación, pero no la han cumplido. Son miembros de familias inmigrantes cuyo caso de asilo ya ha sido rechazado, pero siguen viviendo en el país. Una operación para deportar a este número de indocumentados no es especialmente grande comparada con otras coordinadas entre varias ciudades y en varios días. La policía puede detener a indocumentados que se encuentren en el lugar donde se ejecute una redada, aunque no fuesen el objetivo, explica el periódico estadounidense. Entre las ciudades afectadas por el operativo se encuentran Houston, Chicago, Miami y Los Ángeles, según informó The Washington Post.
Trump publicó un mensaje en Twitter el pasado 18 de junio en el que anunciaba la expulsión de “millones de extranjeros ilegales”, un anuncio inaudito, y que fue interpretado en instituciones locales y asociaciones de inmigrantes como un intento de sembrar el miedo. Tras la concreción de las autoridades de la policía de inmigración de las cifras finales de la operación, Trump terminó posponiendo la operación cuando se filtró la fecha en lo que se entendió como una amenaza para negociar una reforma del sistema de inmigración con los demócratas. El pasado viernes, el presidente informó de que las redadas comenzarían “pronto”.
Al principio de su mandato, Trump prometió triplicar el número de agentes de ICE y expulsar del país a los 12 millones de indocumentados que se calcula que viven en EE UU. Lo primero no lo ha hecho. Lo segundo es imposible, según los propios expertos de ICE. El departamento apenas tiene 20.000 agentes en todo el país. El número de arrestos y expulsiones no ha aumentado significativamente con Trump respecto a Obama. Sí ha cambiado el tipo de personas a las que se arresta y, sobre todo, la furia con la que se le da publicidad.
La nueva política de Trump, y la publicidad que le dio, disparó el temor en las grandes ciudades de Estados Unidos donde se concentran comunidades de sin papeles de cientos de miles de personas. Todas las grandes ciudades aplican lo que se conoce en general como políticas de santuario, es decir, que su policía local no colabora en tareas de inmigración ni le pregunta a nadie sobre su estatus migratorio. Existe el consenso entre los profesionales de la policía de que es un peligro para la seguridad que poblaciones tan grandes tengan miedo de acercarse a la policía a denunciar o testificar. En el caso de Los Ángeles, con la mayor comunidad de indocumentados del país, esta política tiene cuatro décadas de antigüedad.