El temor por un posible brote del hongo fusarium raza 4 tropical (Foct R4T), que afecta las plantas de banano y plátano, tiene en alerta sanitaria a los países de América Latina que viven de la producción y exportación de estos productos. El Gobierno de Colombia ha detectado un posible brote de este hongo letal en una finca de La Guajira, ubicada en el norte del país, cerca de la frontera con Venezuela. “Seguiremos trabajando en la contención de la presencia de este hongo en los predios que hoy en día tenemos, es decir, seis predios. Tenemos 150 hectáreas afectadas con esta enfermedad, estamos erradicándola y ya vamos en la mitad [de la superficie]”, dijo el ministro de Agricultura, Andrés Valencia, tras una reunión con representantes del gremio bananero en la que también participó el presidente Iván Duque.
Colombia es el sexto exportador mundial de banano —dos millones de toneladas el año pasado—, por lo que la presencia del posible hongo es un asunto de suma importancia: afectaría a 917.000 personas que viven de estos cultivos. Aunque sus autoridades se han esmerado en remarcar que el hongo no afecta la fruta y que, por tanto, no entraña peligro alguno para la salud humana, una enfermedad de este tipo podría perjudicar a cientos de miles de productores no únicamente colombianos sino también ecuatorianos, guatemaltecos y panameños, así como encarecer el precio de este producto en todo el mundo.
El hongo tiene efectos destructivos sobre la planta: bloquea el sistema vascular de bananos y plátanos, evita que reciban agua y nutrientes y hace que se marchiten y mueran. Se trata, además, de una cepa más agresiva que otras, que puede afectar hasta a una cincuentena de variedades. Por si los males fueran pocos, se propaga con facilidad y puede estar en el suelo, en el calzado, en vehículos y herramientas contaminadas con tierra. Y, lo más grave, puede permanecer hasta tres décadas en los cultivos.
Este hongo ya había causado un desastre económico en Indonesia, donde las pérdidas para los agricultores de ese país se estiman en 120 millones de dólares anuales. También en Taiwan, donde apareció en 1990. En América Latina es una vieja conocida —desde comienzos del siglo XX, cuando se le llamó mal de Panamá y contribuyó a la reducción de las plantaciones en varios países entre 1920 y 1950—, pero se creía olvidada después de la aparición de variedades de plantas más resistentes.
Las autoridades colombianas están a la espera de los resultados de las muestras enviadas a Holanda para determinar si se trata, efectivamente, del hongo. Pero ante la sospecha ya hay controles en los pasos de frontera, incluidos los puertos y aeropuertos, y se ha creado un puesto de mando unificado en que participan el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), el Ejército y la Policía.
Las conclusiones de las pruebas se conocerán en agosto y servirán también para identificar las causas que han motivado la reaparición del hongo. El ministro Valencia dice que una de las hipótesis es que haya llegado de Venezuela. “Normalmente, la enfermedad se transmite a través del suelo, siendo las personas las que expanden el hongo en la tierra. En esta finca, en particular había personal venezolano y obviamente el movimiento migratorio pudo haber sido una de las razones”, apuntó.
Alerta e inspecciones en Panamá y Guatemala
Panamá lanzó una alerta sanitaria y prohibió de forma rotunda el ingreso de cualquier material vegetal que pudiera estar contaminado. En Guatemala, donde la producción y comercialización de banano representa el 7,2% de las exportaciones agropecuarias, se ha empezado a inspeccionar a pasajeros que lleguen de los países donde hay sospecha del brote y se ha llevado a cabo un simulacro para evaluar la respuesta ante el hongo. Mientras, Ecuador —el primer exportador mundial de esta fruta— ha lanzado una guía para los agricultores y creado una línea para atender sus dudas.