Sábado, 23 de Noviembre del 2024
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Kurz supera todos los pronósticos y se alza con la victoria en Austria

Publicado el 30/09/19

El electorado austriaco dejó ayer meridianamente claro que quiere al conservador Sebastian Kurz al frente del gobierno y desautorizó en las urnas la moción de censura que lo sacó de la Cancillería en mayo, aprovechando que había renunciado a la mayoría parlamentaria que había sostenido durante dos años su coalición con la extrema derecha. Con solo 33 años de edad, ha vuelto a ganar las elecciones, esta vez con un 37,2% de los votos, un porcentaje de los que ya solo rara vez se ven en Europa y que supone un aumento del 5,6% respecto a las elecciones de 2017.

«¡Es un resultado increíble!», fue su primera reacción, «han sido cuatro meses muy difíciles pero el electorado nos ha dado la razón y eso es lo que importa». Kurz supera así escándalo que salpicó a sus exsocios de coalición, la extrema derecha del FPÖ, que por su parte pierde un 10% de los votos y queda en el 16%.

Cuatro meses después de escándalo del «Ibizagate» y disolución del Gobierno en mayo, a consecuencia de un vídeo trampa, grabado con cámara oculta en un chalet de la isla española y que fue difundido por medios de comunicación alemanes, Kurz logra ahora refrendar su programa de Gobierno, basado en disciplina presupuestaria, menos contribuciones a la seguridad social, horarios de trabajo más flexibles, una reforma fiscal favorable a la inversión y restricción de la inmigración.

La incógnita que queda por resolver es con quién formará coalición para gobernar, pero nadie en el Partido Popular Austriaco (VÖP) quiere hablar todavía sobre posibles combinaciones de partido y la directiva invita centrarse en la celebración. «Hoy es el día de Sebastian Kurz», dijo el secretario general del partido, Karl Nehammenr, «es un día histórico para Austria, que recupera su jefe de gobierno legítimo, y es un día de celebración. Después vendrá la entrevista con el presidente de Austria y solo después llegará el momento de hablar de coaliciones».

El SPÖ no ha salido muy bien parado de una jugada que impulsó bajo la mesa la iniciativa de la moción de censura que oficialmente fue presentada por el pequeño partido ecologista Jetzt, que por cierto queda fuera del mapa político austriaco con el 2% de los votos, y que fue apoyada tanto por el SPÖ como por ultras del FPÖ, para entonces ya castigados por Kurz, que destituyó a los responsables del escándalo. Las urnas le dan ahora al SPÖ solamente un 21% de los votos, lo que supone la pérdida de más de un 5% respecto a las anteriores elecciones y una severa derrota.

En cambio, Los Verdes registraron un ascenso fulgurante. Después de haber salido del Parlamento hace dos años y haber recabado sólo el 4% de los votos en 2017, ahora volverán al hemiciclo con el 14% de las papeletas, un aumento del 10%. El partido liberal NEOS fue la quinta fuerza del Parlamento, también sale reforzada, con alrededor del 7,8% de los votos y una subida del 2,5% respecto a las anteriores generales.

Recorrer el país
Buena parte de la explicación de este resultado está en la campaña electoral. Apenas abandonó su despacho de canciller de la República, Kurz se retiró de la política de Viena, renunció a su mandato de diputado y dejó de hacer declaraciones políticas. Se dedicó intensamente, sin embargo, a recorrer los bellos parajes de Austria, pueblo a pueblo, hablando de tú a tú con decenas de miles de ciudadanos y dando buena cuenta de ellos en las redes sociales. En el papel de estadista, viajó a Estados Unidos y se entrevistó allí con los pesos pesados de la «Nueva Economía» en Silicon Valley.

Ni durante la larga precampaña ni en los mítines del partido se ha referido a los juicios por corrupción contra políticos del FPÖ, que afectaban tanto a su exnúmero dos de Gobierno, Heinz-Christian Strache, como, en la última semana de campaña, al nuevo líder de la formación ultra, el recién elegido Norbert Hofer, que ha tenido que responder por facturas personales que pagaba su partido, como la instalación de una valla en su domicilio particular.

Tampoco ha criticado Kurz duramente a los socialdemócratas, dejando abiertas todas las posibles puertas a acuerdos de gobierno, se ha limitado a liderar una campaña más blanda, en la que a menudo llamado a la puerta sin previo aviso, por ejemplo, de familias de Baja Austria, donde pasó veranos felices en su infancia, en casa de su abuela, para explicarles al frescor de una cerveza casera, lo que quiere hacer en Austria y en Europa.

«Kurz va ahora a reinventarse. En tres provincias austriacas, el ÖVP y Los Verdes han estado gobernando con buenos resultados y tal alianza ahora también sería posible a nivel federal. Entre su electorado hay mucho católico que valora la política social y al que disgustaba el talante xenófobo del FPÖ», señala el asesor político, Stefan Petzner, que destaca que Kurz «tiene ahora la oportunidad de demostrar que valora el equilibrio social más que el simple camino hacia el poder. Si es de verdad un estadista, no desaprovechará la oportunidad».

 



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