Los equipos pueden tener partidos malos, pero contra Argelia, el campeón africano, Colombia jugó el peor partido de la era del técnico Queiroz. Jugó con mucho desorden, como si borrara con un pie todo lo construido hasta ahora.
3-0 es un resultado muy largo y alarmante. Esta misma Colombia le empato 2-2 a Brasil, le debió ganar a Chile, debió vencer a Venezuela, por hablar de los recientes amistosos, pero contra los argelinos mostró su peor cara. Un caos. Un desastre.
Colombia se vio sometido por un equipo aplicado y de mucho físico. Con un delantero voraz como Bounedjah, que anotó el primer gol, un gol que dejó frío a Colombia. Un gol del que no se levantó. El equipo quedó aturdido, peor que con los petardos y la pólvora que los argelinos exhibieron en Francia.
El equipo no tuvo un guía. Extrañó a James, aunque el DT no lo reconozca, porque no tuvo quien llevara la pelota o inventara alguna forma de agredir al rival. Lo intentó Cuadrado, que esta vez jugó más arriba, y fue uno de los que no estuvo en el segundo tiempo.
Los errores puntuales y colectivos afectaron a la Selección, como en el primer gol cuando el central Óscar Murillo regaló la pelota. O en el segundo, cuando toda la defensa y los volantes vieron jugar a Argelia en el área, tras un tiro de esquina, y no quisieron perderse el remate de Mahrez, la pelota tocó a Sánchez y fue al fondo, 2-0, segundo petardo, y todavía iba el primer tiempo.
El partido aún podía ser peor. Porque en el segundo tiempo apareció otra vez Mahrez, corriendo y arrastrando rivales como si nada, en diagonal al arco y con un nuevo remate, poderoso, que venció a Ospina una vez más, la tercera del partido. Desastre.
En esa parte final entraron tres atacantes para refrescar el juego y buscar desequilibrar, con Díaz, Roger y Sinisterra, quienes lo intentaron, pero en la individual, no en lo colectivo que para ese entonces ya estaba quebrado. Colombia no encontró ni siquiera el descuento. Lerma fue el único que pateó al arco y la pelota se fue por arriba. Eso fue todo.
Qué frágil fue la mitad del campo. Qué desorden ofensivo. Que impotencia para atacar. Qué caos y qué alarmante fue esta derrota. Es un amistoso, un partido de preparación, pero la realidad es que el equipo sigue careciendo de de gol y ahora, flaqueó en su gran fortaleza que era la defensa.
Quedan dos partidos más antes de la eliminatoria. Dos oportunidades para corregir, repensar, reflexionar en los errores de este juego e incluso en la convocatoria.