La violencia vuelve a golpear Afganistán. Al menos 62 personas murieron y otras 32 resultaron heridas en un atentado con explosivos este viernes en una concurrida mezquita en la conflictiva provincia de Nangarhar, en el este del país, según el último recuento de víctimas. El Ministerio del Interior asegura que se trata de un ataque suicida.
«Tenemos 62 personas muertas y 36 heridas, la explosión tuvo lugar dentro de la mezquita, pero de momento no está claro si (se debió) a un atacante suicida o a una bomba», declaró a Efe el portavoz del gobernador de Nangarhar, Attaullah Khogyanai.
Por el momento, la causa del atentado varía según la fuente oficial consultada, así como el número de víctimas.
El incidente tuvo lugar en el distrito de Haska-Mena hacia las 14.00 hora local (09.30 GMT) cuando el lugar de culto se encontraba repleto de fieles con motivo del rezo del viernes, dijo a Efe un portavoz de la Policía de Nangarhar, Mubariz Atal.
La fuente, que informó por su parte de 32 muertos y 54 heridos, señaló además que, según la información preliminar de la que dispone, fueron dos las explosiones sacudieron la mezquita.
«Todavía no estamos exactamente seguros de la causa de las explosiones. Nuestro equipo de investigadores ha sido desplazado a la zona (…) y cuando regresen podremos compartir su informe con los medios», dijo Atal.
El portavoz añadió que muchos de los heridos han sido trasladados al hospital provincial de la ciudad de Jalalabad, la capital de Nangarhar.
El Gobierno señala a «los talibanes y sus socios»
El portavoz del Ministerio del Interior, Sediq Sediqqi, afirmó por su parte que la explosión se debió a un atacante suicida.
«El Gobierno afgano condena enérgicamente el ataque suicida de hoy en una mezquita en la provincia de Nangarhar”, dijo Sediqqi, antes de acusar a «los talibanes y sus socios» de atacar a la población civil en los lugares de culto.
Ningún grupo armado ha reivindicado todavía la autoría del atentado, del que se desmarcaron los talibanes en un breve comunicado.
«Un ataque con mortero o una explosión contra una mezquita en el distrito de Haska-Mena de la provincia de Nangarhar es un gran crimen. El Emirato Islámico (como se autodefinen los talibanes) condena con fuerza este crimen cobarde», declaró el principal portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid.
El atentado se produce un día después de que la Misión de la ONU en Afganistán (UNAMA) advirtiese en un informe de que la violencia en Afganistán ha ido en aumento en los últimos meses.
Entre julio y septiembre de este año, 1.147 personas murieron y otras 3.139 fueron heridas, lo que supone el número de víctimas civiles en un solo trimestre más alto registrado por la UNAMA desde que empezó a contabilizar estos ataques en 2009.