Con la ayuda de la Guardia Civil española y la policía colombiana, Estados Unidos ha desmantelado una red de tráfico de droga que había enviado miles de kilos de cocaína desde Venezuela con destino, en parte, a España. Ayer miércoles, el capo de esa red de narcos, el ciudadano colombiano Henry Carrillo-Ramírez, de 49 años, se declaró culpable en Boston de varios delitos de posesión y tráfico de estupefacientes, y espera ahora a que el juez dicte sentencia.
Carrillo, alias «Barriga», fue extraditado desde Colombia en abril de 2019 junto con otros dos colombianos cuya identidad no ha revelado el Gobierno norteamericano. Un cuarto integrante de la banda fue extraditado desde España tras su detención por parte de la Guardia Civil. Todos se han declarado ya culpables. Otro miembro, el quinto, sigue prófugo de la Justicia y se le busca a ambos lados del Atlántico.
Según la información de la Agencia para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) de EE.UU., la red operaba desde la parte colombiana de la frontera con Venezuela, concretamente en la región de Catatumbo. Desde allí las sustancias se introducían en Venezuela y se transportaban a isla Margarita. El cargamento se dividía y, en lanchas, era introducido en un barco fletado por Carrillo-Ramírez, que luego transportaba el cargamento bien al Caribe o bien a Europa, principalmente a España.
Miles de kilos de droga
La cooperación de la Guardia Civil fue decisiva para desmantelar esta red, sobre todo después de que en diciembre de 2014 los agentes españoles se incautaran de 728 kilos de cocaína en alta mar, en un barco que se dirigía a puerto español. Antes, varios cargamentos de cocaína de Carrillo ya habían sido interceptados en otras partes del Atlántico.
En agosto de 2014 la Policía Nacional Colombiana se incautó de un cargamento de 960 kilos de cocaína con destino a Europa y tres meses después la Guardia Costera de EE.UU., en cooperación con la Armada británica, se incautó de otros 180 kilos en aguas costeras de Puerto Rico.
En total, la DEA calcula que han sido incautados 1.688 kilos enviados por esta red por vía marítima, aunque se sospecha que sus negocios ilícitos eran de un volumen mucho mayor, de miles de kilos.
Cuando los agentes colombianos detuvieron a Carrillo-Ramírez estaba en un barco que EE.UU. considera sujeto a jurisdicción norteamericana con cinco kilos de cocaína a bordo. Por ese delito es por el que Carrillo-Ramírez se ha declarado culpable, con una pena máxima de cadena perpetua y 10 millones de dólares (9 millones de euros al cambio actual).