La alcaldesa de una pequeña ciudad de Bolivia fue agredida por una turba de manifestantes antigubernamentales, que la arrastraron por las calles descalza, la embadurnaron con pintura roja y le cortaron el pelo. Los atacantes, que asaltaron el ayuntamiento y le prendieron fuego, se llevaron por la fuerza a Patricia Arce, miembro del partido gubernamental Movimiento al Socialismo (MAS), y la retuvieron durante cuatro horas hasta que fue rescatada por la policía.
La agresión ocurrió ayer en la ciudad de Vinto, en la región central de Cochabamba, y es el último episodio de la ola de violencia que sacude a Bolivia desde las contestadas elecciones presidenciales del 20 de octubre y que ya se ha cobrado tres vidas. Aunque la junta electoral dio como ganador al presidente Evo Morales, que de esta manera accedería a un cuarto mandato, la oposición denuncia fraude electoral y exige la repetición de comicios.
El suplicio al que fue sometido la alcaldesa puede verse en varias grabaciones hechas con teléfono móvil por los manifestantes, a quienes se oye gritar “¡Asesina, asesina!” a la aterrorizada mujer. Arce fue obligada a caminar descalza por la calle al menos durante siete kilómetros, según ha informado la prensa local. Los asaltantes, que iban armados con palos y piedras, le obligaron a arrodillarse y le cortaron el pelo. También le hicieron firmar una carta de dimisión.
Los manifestantes antigubernamentales tenían tomado un puente en la ciudad de Vinto cuando comenzaron a circular rumores de que dos manifestantes habían sido asesinados por defensores de Morales que les habían atacado cerca de ahí. (Una de las muertes se confirmó horas después, un estudiante de 20 años con el cráneo roto). Una turba, que acusaba a la alcaldesa de haber mandado a los matones para despejar su protesta, se dirigió al ayuntamiento. Asaltaron el edificio, rompieron todos los cristales e incendiaron el despacho de la alcaldesa, a quien se llevaron a rastras.
La multitud la llevó a la fuerza varios kilómetros más allá de la alcaldía. Fue montada sobre una tarima para cortarle el cabello y echarle pintura roja. Mientras era sujetada por el cuello y agredida, la alcaldesa aseguró que estaba dispuesta a dar su vida por el proceso de cambio, como el oficialismo denomina al movimiento que llevó al poder a Evo Morales en 2006. “No tengo miedo por decir mi verdad. Y estoy en un país libre. Y no voy a callar y si quieren matarme que me maten”, se la oye decir en un vídeo. Tardó cuatro horas en ser rescatada por la policía, que la sacó del lugar en motocicleta.
Otras ciudades de la región, como la propia Cochabamba y la vecina Quillacollo, registraron fuertes enfrentamientos entre afines a Morales, como cocaleros y mujeres indígenas, y detractores del mandatario, con informes de decenas de heridos. La policía empleó material antidisturbios como gases lacrimógenos para dispersar a los violentos.
La situación es extremadamente tensa en Bolivia desde la noche electoral, cuando el recuento de los votos se detuvo de manera inesperada durante 24 horas. Si por la noche la victoria de Morales estaba en el alero, al retomarse el recuento al día siguiente el presidente ya ganaba en primera vuelta. Eso detonó las sospechas entre los seguidores del candidato opositor, el expresidente Carlos Mesa, de que había habido pucherazo.
El Gobierno ha aceptado someter las elecciones a una auditoría de la OEA (Organización de Estados Americanos), que Mesa y el resto de opositores rechazan. Morales acusa a Mesa de estar llevando a cabo un golpe de Estado.